El teléfono estaba abandonado sobre el banco de madera del vestuario. Cuando he salido de la ducha, ya no quedaba nadie. El altavoz anunciaba que el gimnasio cerraba en diez minutos. Así que me he dado prisa en vestirme, aún a medio secar, pensando en si la dueña del móvil alcanzaría a regresar a buscarlo. Es imposible que no se dé cuenta, me decía, de que lo ha perdido. Si suena, lo cojo, y a quien llame le digo que le avise de que lo dejo en recepción. No, no lo cojo, aunque suene. Tampoco llamo a ningún número de la agenda para que le digan, lo dejo en recepción y basta, a mi qué me importa si se da cuenta o no. Ya lo buscará. La noche es cálida, pero el pelo mojado me hace sentir un poco de fresco al salir a la calle. Un segundo más y no me doy cuenta de lo que en realidad estaba pasando. Pero al fin he llegado a tiempo de cambiar el móvil abandonado en el banco por el mío, justo unos segundos antes de que desde el baño haya oído a la otra, que ya ha empezado a ser yo, entrar en el vestuario apresuradamente y coger mi teléfono que he dejado en el banco blanco de madera, llevándome el suyo. En la misma puerta del gimnasio he sabido que ahora me llamo Laura. Me gusta. Y la voz de mi nuevo novio, también. Mañana he quedado a la salida del gimnasio con él. Así me acompañará a casa y sabré dónde vivo y poco a poco mi vida y la de ella cambiarán.
* Este pequeño cuento se lo he regalado al telefonólogo y hombre sabio, Javier Torres, que lo colgó hace unos días en su blog. Como el lenguaje está siempre vivo, he hecho unos pequeños cambios, pero esencialmente el cuento es el mismo que le regalé a Javier.
* La fotografía reproduce la copia romana de la escultura "Afrodita Cnidia" del griego Praxiteles, que la realizó en mármol, entre el 360 y el 340 a.d.C. (Munich, Glyptotheka )
12 comentarios:
Leí el relato en el blog de Javier y ahora aquí, es un buen relato, Luisa. Me gusta el juego que guarda del tiempo y la intriga, ese cambio de persoinalidad gracias a un teléfono celular que sirve de enlace. Me gusta, además, que aunque breve te mantiene en intriga y el final es abierto.
¡Muy bueno!
Formidable, Luisa, formidable.
Suspense hasta el final, como corresponde a un buen relato.
Me ha encantado.
Un beso.
Estupendo cuento. La única duda que me genera es si los dos teléfonos tienen el mismo operador de móvil, por la tarifa y eso, a ver si no nos va a convenir el cambio (es broma).
Inquietante historia.
Un abrazo.
Gracias, Magda. Siempre tan generosa. Muy buen análisis. No podía ser menos por tu parte.
Le dijimos a Javier que de vez en cuando le mandaríamos cosas que tuvieran que ver con los teléfonos. Intento hacerlo a ratos. Me divierte. Es un tema muy sugestivo. Un beso.
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Bueno, Ybris, mil gracias. Lo que me gusta es que quien lea disfrute. Me gusta pensar que en este cuento la intriga se prolonga fuera del tiempo del cuento. Besotes.
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Ja, ja. Alfredo, qué buena observación: las vidas distintas tienen tarifas diferentes, claro.
Gracias por la valoracion, gracias. Besos
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He recibido una llamada de Laura... me pregunta si sé algo, si he tenido algo que ver en este asunto.
Por supuesto lo he negado todo.
Besicos wapa
Has hecho bien, Javier. Laura se cree muy lista. Y anda haciendo preguntas por ahí, sin sentido, como si ella fuera nueva en ésto. Tú, como si nada.
Besos para ti, flaqui.
No es generosidad, Luisa, es decir la verdad.
Por cierto, se me pasó comentarte que me encanta la imagen que pusiste de la página de Miguel Moliné, desde que la vi la primera vez me encantó.
Que idea más buena...
Relato breve y suficiente, ya no hace falta más.
Y como dices, cada vez que lo leas le cambiarás algo...
Me ha gustado mucho este relato, esa pequeña vacilación y esa decisión última de cambiar el teléfono y con él la vida. Te felicito. Besos y feliz fin de semana.
Bueno, Magda, más agradecida aún, de verás.
Magda, ya disculparás, pero no sé bien qué imagen. Conscientemente no le he cogido ninguna a Miguel Moliné "Almendrón";), aunque una ya no se puede fiar mucho de la memoria;);). Ya me dirás. Besos.
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Ja, ja, si posiblemente MM sea uno de esos relatos que se puedan cambiar muy bien. A lo mejor se va transformando con el tiempo también y también se convierte en otro;););)
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Si, Isabel, la duda es aquí importante. Con pedantería diriamos: ser o no ser, etc, etc. Ese es el resumen;);) Un beso.
Me encantaría levantarme un día para vivir otras vidas. Aunque, en todas ellas, llevaría de la mano esa luz que me ilumina cada mañana.
Eso estaría muy bien, Lamia. Así siempre habría una referencia. Ya entiendo que esa luz debería acompañarte siempre, porque si no las otras vidas no importarían mucho.
Un beso.
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