miércoles, 20 de junio de 2007

Marco Valerio Marcial, el poeta de Bilbilis




Traigo un texto del poeta Marcial, ciudadano del Imperio Romano y nacido en Bilbilis. Marcial es el poeta clásico del desengaño, con una dicción y un estilo que a los habitantes de Aragón nos resultan muy cercanos, por su ácido humor y su "retranca". Es Marcial un romano de los pies a la cabeza en cuanto a los elementos culturales que podemos percibir en su mundo poético. Este mundo es el de la Roma contemporánea, de la que él da noticias sobre multitud de personajes a los que vemos ir y venir a pie de calle, en sus ocupaciones, debilidades, virtudes, sueños, en su ruina o en su buena fortuna, en el amor y en la muerte.


Es Marcial muy de esta tierra aragonesa también en su relación con la sociedad de la Roma "superurbana". Su aspiración a la gloria literaria y social no resiste su marcado individualismo, su inconformismo, su acerada capacidad crítica. Por eso acabará huyendo de Roma. Por eso y porque se queda sin medios de sustento. Y al volver a Bilbilis, reencontramos en su estado más puro al Marcial que disfruta de las cosas pequeñas y nimias, de los gestos cotidianos, al Marcial capaz de conmoverse hasta los tuétanos por el dolor o la muerte de un niño.


El poema que dejo habla precisamente de este regreso a Bilbilis, y es un texto dirigido por Marcial al también poeta Juvenal. Lo pego en la traducción realizada por Esperanza Ducay para la edición de los "Epigramas", de Guara Editorial (1986). Y pongo a continuación el texto latino, por si a alguien le apetece seguir su brillante ritmo (he repasado el texto , espero no haber dejado ninguna de las interpretaciones automáticas de word).


Hace un tiempo compuse un pequeño atículo sobre el poeta bilbilitano para El Cronista de la Red. Allí podéis encontrar más textos y una glosa sobre la obra y trayectoria de Marcial. Y también hay textos de Marcial en el espacio que la web de Institucion Fernando el Católico dedica a la edición de los "Epigramas", llevada a cabo también en 1986 por José Guillén, revisada después, en la segunda edición, por Fidel Argudo, y que figura en el apartado "Libros y revistas en red".





Mientras tú, Juvenal, te abres paso agitado,
entre los ruidos mil de la Suburra,
o mientras subes hacia el Aventino;
mientras por los umbrales de los poderosos
ondea el aire tu toga sudada,
y fatigado vas y vienes
por el Celio mayor y el menor,
mi Bilbilis –a donde he vuelto-,
tierra soberbia por sus minas
de oro y de hierro,
tras muchos años me ha recuperado,
y ella me ha convertido en campesino.
Aquí, tranquilo, sin más esfuerzo que el que dicta mi pereza,
me recreo por Boterdo y por Platea,
-estos son nombres rudos de tierras celtíberas-,
gozo horas de sueño profundo
y reparador que no interrumpe,
a veces, ni la hora tercia
y, así, recupero lo que en treinta años
no pude dormir.
Ni me acuerdo de la toga; cuando la pido,
me alcanzan una túnica que tengo cerca,
sobre una silla desvencijada.
El fuego, cuando me levanto,
ya me espera con un montón de leña
del encinar cercano, y con corona de ollas
que puso la granjera;
acude un cazador que tú querrías
encontrarte en la apartada selva;
un granjero imberbe
reparte las raciones a los siervos,
y les ruega
que hagan cortar
la larga cabellera.
Así quiero vivir y así morir.





Dum tu forsitan inquietus erras
calmosa, Juvenalis, in Suburra
aut collem dominae teris Dianae;
dum per limina te potentiorum
sudatrix toga ventilat vagumque
maior Caelius et minor fatigant:
me multos repetita post Decembres
accepit mea rusticumque fecit
auro Bilbilis et superba ferro.
Hic pigri colimus labore dulci
Boterdum Plateamque –Celtiberis
haec sunt nomina crassiora terris-:
ingente fruor improboque somno
quem nec tertia saepe rumpit hora,
et totum mihi nunc repono quidquid
ter denos vigilaveram per annos.
Ignota est toga, sed datur petenti
rupta proxima vestis a cathedra.
Surgentem focus excipit superba
vicini strue cultus iliceti,
multa vilica quem coronat olla.
Venator sequitur, sed ille quem tu
secreta cupias habere silva;
dispensat pueris rogatque longos
levis ponere vilicus capillos.
Sic me vivere, sic iuvat perire.




La ilustración es la que realizó Chema Lera para el artículo de El Cronista de la Red.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro, hubo romanos-maños. Nunca lo había pensado así,¡que tonta!.
Tienes una facilidad para acercarnos lo antiguo....
PD. Suena bien ese poema, si.

Luisamiñana dijo...

Siempre pensamos en los señores romanos, o en los señores musulmanes por ejemplo, como gente de fuera. Pero eran gente de aquí, nacidos aquí, que vieron este paisaje nuestro, sintieron este viento, este calor, este frío, en fin, supongo que bastante parecidos a nosotros.
Marcial es muy entretenido, de verdad, incluso gracioso a veces. Es en ocasiones caricaturesco y cuenta un montón de cosas. También es serio e irónico y cuando habla de Bilbilis es muy sentimental, aunque intente disimularlo.

Anónimo dijo...

Eres increíble, Luisa. Me has hecho pasar a leerte en el "Cronista", a meterme en Marcial, a descubrir a un nuevo maño, y tan antiguo...
Se me ha ido el tiempo volando.

Y se me ha quedado pegado el último verso:
"Sic me vivere, sic iuvat perire".
Y es que uno a veces no para de pensar en cómo merece la pena vivir y morir.

Tu trabajo es formidable, Me perdonarás (soy un asqueroso e impresentable maestrillo viciado por muchos años de corregir ejercicios) si todavía te encuentro algunas letras cambiadas en el original latino:
Fortisam por forsitan; hacec por haec; inproboque por improboque; sec por sic.

Me encanta leerte. He pasado un rato relajante por aquí.

Besos.

Anónimo dijo...

Qué razón tenía el pasodoble, MARCIAL ERES EL MÁS GRANDE, aunque no fuera por éste. Si es que los romaños, cuando se ponían...
Siempre me he sentido muy cercano a Marcial porque yo soy de muy cerquita de Bilbilis y de Segeda, las ciudades celtíbero-romanas más populosas de aquella zona, y me he alegrado de reecontrarlo. Teniendo esos antecedentes no es de extrañar que Baltasar Gracián también saliera de por allí.
Un abrazo.

Luisamiñana dijo...

En ti confiaba, Ybris, para el repaso. Lo revisé deprisa y era un caos, casi la mitad de las palabras me las iba cambiando word conforme las escribía y las reescribía. Qué bordecillo y cuadriculado, jolín, el word. Más algún error mío al teclear, seguro. En fin, tendré que volver a leer más latín (con traducción al lado, que ya estoy un tanto torpe, claro).

Me alegro de que lo hayas pasado bien con Marcial.
Un beso

Luisamiñana dijo...

Pues no es de extrañar, no, Alfredo, que andando el tiempo Gracián diera en nacer en Belmonte. Yo vuelvo de vez en cuando a ambos. No con la frecuencia que merecen. Tiempo, tiempo... Mi familia proviene de sendos pueblos cercanos a Calatayud, así que somos un poco paisanos, pues.

Segeda la conozco menos que Calatayud en cuanto a su configuración. Alguna cosa he leído y parece francamente interesante.

entrenomadas dijo...

Bueno, este post me lo tomo como deberes del colegio. Me lo estudio y luego a ver si paso el examen.
BIEN!!!

Anónimo dijo...

Lo estudié el año pasado... :)
estudio, estudio!!!
muak

Luisamiñana dijo...

Anda, Marta, yo prefiriría que te lo tomaras como algo divertido y placentero, que Marcial tiene mucho recorrido...
Besos

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Bien, Ana, nos dejas más tranquilos.
Si lo estudiaste el año pasado, tienes a Marcial "dominao". Besos.

Chalá perdía dijo...

No sé si alegrarme o llorar al descubrir cada día contigo lo incurta que soy...
Pero qué sería de la vida si no aprendiéramos algo nuevo cada día (como mínimo).
Os leo a ti y a Ybris y lamento ahora terriblemente hacer superado los cursos de latín copiando en los exámenes (en el selectivo todos los de la clase -menos el único que sabía latín y hacía las traducciones y que ahora es un famoso y rico abogado- sacamos un 0) ...tonta que era una leches!!! y lo lista que me creía.....

Isabel Barceló Chico dijo...

Ay, querida amiga, yo sigo la evocación de Marcial y me sueño subiendo con Juvenal al templo de Diana en el Aventino, y por el clivus Escarius hacia el Celio mayor donde está el templo de Claudio y unas cuantas tiendas muy vistosas, y traspaso el Arco de Dolabella para bajar hacia donde tienen su cuartel los soldados extranjeros, y me adentro con él en el peligroso barrio de la Suburra, donde nació César y está atestado de prostíbulos de la peor fama y ralea. Entiendo el elogio de la vida apartada y campesina, pero eso llega después de la experiencia tremenda de habitar en la ruidosa Roma. Besos y hasta pronto.

Luisamiñana dijo...

No creo, MM, que haya que valorar drásticamente unas cosas por encima de otras. Tú sabes cosas de las que yo no tengo ni idea. Yo soy una inculta en ese sentido, también. Lo importante es que el saber enriquezca a la gente.

En lo del latín sí te doy la razón;);), y éso que yo sé poquito (se me ha oxidado mucho). Besos, besos.

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Isabel, qué envidia me das. Ya me gustaría conocer tan al dedillo los entresijos de la Roma antigua y poderme pasear con la imaginación por ella como haces tú.

Sí, Marcial quería huir de Roma cuando no podía dormir por el ruido y cuando tenía que ir de sarao en sarao y adulando a los poderosos. Pero la añoró en Bilbilis, a pesar de todo lo que en la ciudad del valle del Jalón reencontró.

Besos.