lunes, 11 de junio de 2007

"Teatro Completo", de Shakespeare, ilustrado por Jaume Plensa




Hace días que quería hablar de un libro especial. Se trata de la edición del "Teatro Completo" de Shakespeare que ha llevado a cabo Angel-Luis Pujante para Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, ilustrada magníficamente por Jaume Plensa. Es, sin lugar a dudas, una edición singular, realizada por ello en gran formato, un libro no sólo muy interesante, sino además muy bello. Ha sido una edición ampliamente divulgada en prensa y en Internet. Pero no me parece exagerado insistir en algunas de sus cualidades.

Angel-Luis Pujante, premio Nacional de Traducción y miembro de la International Shakespeare Association, ha hecho una brillante selección de traducciones al castellano del teatro del autor inglés, que abarcan desde el siglo XVIII a nuestros días. Así, el mérito literario de este libro es doble. Por un lado, reúne el teatro completo de Shakespeare, lo cual siempre es de agradecer. De otro, sirve para apreciar la influencia de ese teatro en el panorama cultural hispano a través del tiempo. La primera traducción de una obra de Shakespeare vertida al castellano la realizó en el siglo XVIII Leandro Fernández de Moratín. Lo usual en esa época y hasta bien adentrado el siglo XIX fue recurrir a las adaptaciones en francés que se habían realizado para la Comedia Francesa, por lo que la traducción de Moratín significó un hito cultural. Esa traducción está incorporada a esta edición. Lo mismo que parte de las realizadas a finales del siglo XIX por los anglosajones Clark y Macpherson, que aportaron su directa y más directa comprensión de ambos idiomas; el primero tradujo diez obras y el segundo llegó a traducir veinticinco. Ambos traductores optaron por respetar la alternancia estilística original que plantea Shakespeare en sus obras, al igual que otros autores del teatro isabelino: verso blanco, verso rimado y prosa, según los parlamentos y los personajes.

También ha incluido Pujante algunas de las traducciones de Luis Astrana Marín, que datan de las primeras décadas del siglo XX y que son, sin duda, las más difundidas de todas, gracias en parte a su edición en los libros de Austral, aquellos que en cuanto tenían un poco de grosor se les iban soltando las hojas, pero que nos han proporcionado tan buenos ratos y la posibilidad de acceder a tantos autores, Shakespeare uno de ellos. El estilo de estas traducciones, realizadas uniformente en prosa, ha sido siempre objeto de diatriba y calificado de ampuloso y no muy fiel al original. Hay que reconocer, sea como sea, sin embargo, el mérito de Astrana Marín en cuanto a la difusión del teatro shakesperiano.


Entre los modernos traductores se encuentran Jacinto Benavente, que se atrevió con “El rey Lear”, Menéndez Pelayo, Alberto Manent, Salvador Oliva que tradujo “Ricardo III”, siendo ésta la primera vez que se publica esta versión de la obra, José Arnaldo Márquez, Luis Cernuda que tradujo “Troilo y Crésida” en verso, Molina Foix, que ha traducido, entre otras, “”Hamlet” y “El mercader de Venecia”- ésta última es la que se incorpora al volumen , Miguel Cané, Rafael Ballester, la azteca Enriqueta González Padilla, Javier García Montes, Jenaro Talens y el propio Pujante, que ha incluido su traducción de “La tempestad”, por la que recibió el Premio Nacional en 1988.

Lo dicho es más que suficiente para hacer de este “Teatro Completo” de Shakespeare un libro de referencia. Resta, no obstante, señalar un mérito añadido, más que notable: las ilustraciones de Jaume Plensa, una de las cuales he traído hasta aquí. Plensa ha realizado un total de 52 obras originales, que aúnan pintura y fotografía. El día de la presentación del libro Plensa explicó que sus ilustraciones no son al uso, porque no ha buscado poner rostro a los personajes de Shakespeare, sino más bien buscar el rostro del alma. Plensa, que ha tenido que abandonar en esta ocasión su habitual formato volumétrico –trabaja sobre todo la escultura- por la expresión en dos dimensiones, lleva toda la vida dialogando con el dramaturgo inglés, según él mismo ha contado, y el resultado para esta obra ha sido una sucesión de rostros inspirados en los libros naturalistas y de viajes del siglo XIX. Entre las caras hay indios norteamericanos, negros, asiáticos e indígenas de Latinoamérica. Estos rostros aparecen como suspendidos fuera del tiempo, fuera del espacio, y bañados en tinta porque, según el artista, tinta es lo que derrochó Shakespeare para crear sus almas. Sobre cada rostro de Plensa cruza un vocablo inglés: country, innocence, humiliation, etc; son palabras escogidas al azar, aunque seguro que Shakespeare las utilizó en algún momento. Plensa realiza una relectura personal y contemporánea del dramaturgo inglés, a cuyo teatro proporciona nuevos hábitats.

Jaume Plensa, que en estos momentos trabaja en un proyecto para la Expo 2008, es uno de nuestros artistas más internacionales. Testimonio de ello son los proyectos internacionales en los que ha participado, como la Crown Fountain de Chicago, la escultura de luz del nuevo edificio de la BBC en Londres o el Clock’s Secret Heart, en la sede del canal NDR de la televisión alemana (Hamburgo). Los originales realizados para esta edición puede verse todavía hasta el 24 de junio en una exposición organizada en el Centro Cultural de la Fundación Círculo de Lectores en Barcelona.


* La imagen está incluida en una reseña sobre la exposición realizada en la web Iberarte

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad, le he echado un vistazo y es un pedazo de edición, ilustraciones de lujo para el viejo William (caso de que existiera)...

Chalá perdía dijo...

Está en el montón de cosas por hacer: leer la obra completa de Shakespeare. He leído poco, y me ha gustado mucho.
Hacer una obra de arte con otra obra de arte no suma, multiplica.

ybris dijo...

A ver si tengo ocasión de echarle un vistazo.
Hace ya mucho tiempo que leí toda la obra de Shakespeare en la edición completa de Aguilar.
Ahora recurro, cuando me da por ahí, a los originales que se pueden leer en internet.

Gracias por la información y besos.

Luisamiñana dijo...

Es un pedazo de edición, Alfredo. La posibilidad de disponer de traducciones "históricas" me parece muy interesante, enriquecedor. Eso existiera o no el viejo William, que si lo hizo seguro dispuso de buenos colaboradores que iban variando los textos conforme se representaban -todos los entendidos se abruman con las variaciones estilísticas de los textos-. Este respeto casi enfermizo por el hecho creativo individual es muy moderno. Sólo tiene sentido en el mundo mercantil del capitalismo. Un beso.

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MM, pues hala, a la tarea. Pero es cierto que a todo no se puede llegar. Shakespeare es gigantesco. A mi, por supuesto, que las "grandes obras" suyas me gustan mucho. Pero hay algunas consideradas menos decisivas que me parecen geniales. Antes leía mucho mas teatro que ahora. Es un género que me entusiasma, la verdad, leído y visto y, en algun breve momento de mi vida, representándolo.

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Muy buena tu opción, Ybris, de leer a Shakespeare en Internet en su lengua. La red facilita muchas, muchas cosas. Luego, los libros aportan otras, como ésta de poder ver la evolución de la comprensión del teatro del inglés a lo largo de nuestra historia.

Un beso para ti.

entrenomadas dijo...

Luisa, dime que no es muy "caro", que me he arruinado un poco con la Feria del Libro de aquí y de allá. Uffff, debería haber tómbolas o lotería primitiva de libros, entonces me animaría a jugar.
Me entran unas ganas de comprarlo que no veas.
Kisses teatrales

entrenomadas dijo...

Luisa, ¿es torpeza mía o es que no se puede dejar comentarios en "El cronista"? perdón por la pregunta si es muy tonta.

Luisamiñana dijo...

Marta, el libro es caro, lo siento. Es verdad, debería haber sorteos de los que dices, ja ,ja. Te lo puedo prestar algún rato. Eso sí, vienes tú a buscarlo. Pesa, pesa.

No hay comentarios en El Cronista, Marta. Es una página estática, no es un blog. Si hay un correo, accesible en la portada. Si quieres decirle algo a alguno de los autores hazlo ahí, el correo se les reenvia sin problemas por parte de la coordinación.
Besos teatrales, pues.

Isabel Barceló Chico dijo...

Muy interesante la reseña de esta obra. Hecho de menos las traducciones que ha hecho Manuel Angel Conejero, aunque supongo que el autor habrá tenido sus razones. Felicidades por el capítulo de Pan de Oro que acabo de leer. Besos, querida amiga.

Luisamiñana dijo...

Muchas gracias, Isabel. Siempre vienen bien las buenas críticas. Las malas también, lo que pasa que esas hay que saber canalizarlas con tranquilidad. Las buenas con prudencia. Al Pan la verdad es que le tengo cariño. Así que gracias de nuevo.

Supongo que evidentemente Pujante habrá tenido sus razones para incluir unas traducciones u otras. Es su visión del tema a lo largo de la historia. Algunas de estas traducciones aparecen como ineludibles, pero claro otras supongo que las habrá elegido según su criterio. De todas formas, el libro merece mucho la pena. Besos para ti, Isabel.

Anónimo dijo...

es la primera vez q oigo eso de que "en el caso de q el viejo william existiera"!! q cosas... yo a veces vivo en la luna, pero bueno, me informaré.
por lo demás, ya sé uno de los libros q meteré a la maleta este verano.un beso,guapaguapa-

Luisamiñana dijo...

Ten cuidado con la maleta, entonces. El libro pesa una tonelada por lo menos, ja,ja, necesitarás maleta con ruedas.

Hay teorías que apuntan a la figura de Shakespeare como una especie de "ente colectivo", o por lo menos a que hubieran varios autores. No sé, tampoco conozco muy bien los fundamentos. En lo que sí creo es en la posibilidad de que los textos de un autor-Shakespeare fueran luego "amorcillados", retocados, etc, al ser llevados a escena. De todas formas los filólogos, psicólogos del lenguaje, grafólogos, y otros logos, tendrán sus teorías sobre ésto también.