Es una película un poco cursi, quizás. Aunque lo cursi tiene su lado bueno. Pero, sí, es un poco tontona. Es que va de eso. He visto, siempre en la televisión, tres veces, creo, “El tiempo de la felicidad”, la última antesdeayer. La dirigió en 1997 Manuel Iborra, el marido de Verónica Forqué (la hija del aragonés José María Forqué, esta actriz que a mi me gusta mucho y que se parece a la pintora Berta Lombán). Verónica Forqué protagoniza la película, junto a María Adánez, Silvia Abascal, Pepón Nieto, Antonio Resines y Liberto Rabal.
La cinta habla de un verano, el de una familia, en Ibiza, en 1970. Una familia un poco especial en su comportamiento, para la época en España. Pero eso no tiene ninguna importancia, porque estamos hablando del verano, la estación de la libertad (en la infancia y la adolescencia), la estación en la que casi todo parecía posible. Por ese lado fácil de la nostalgia la película me engancha siempre que me la encuentro, y la dejo hacer gustosa.
El padre (Resines) es un actor de éxito y de malas películas, un niño grande, bebedor, que se comporta más como el hermano mayor de sus hijos que como su padre. Se llama Fernando. Julia, la madre (Forqué) ha roto su matrimonio por todo ello, aunque le ama. Es escritora, pero quería ser actriz y su marido no se lo permitió. Fernando está muy arrepentido, pero no puede ser de otra manera, y Julia lo sabe. Julia es la única adulta de esta familia de niños que deben dejar de serlo . Pero en este verano Julia quiere ser únicamente feliz y está dispuesta a que todo sea armónioso y sencilo, y a ser un poco niña ella también, antes de encarar el papel de "La señorita Julia" con el que por fin va a volver a los escenarios.
Todos los hijos (Elena –Adánez-, Verónica –Abascal-, Juan –Rabal- y el fabuloso en su interpretación, Pepón Nieto- Cucho en la peli-) son ya adolescentes y jóvenes preguntándose qué va a ser de ellos en adelante y descubriendo todo el gozo y el dolor de las relaciones amorosas y sexuales. Este de la película parece que será el último verano en libertad de todos ellos, el último verano de verdad.
Por eso la película transpira tranquilidad, lentitud (las del estío mediterráneo). Los conflictos se resuelven sin traumas ni dramas, con la naturalidad propia de la vida sin prisas. Y en esa lentitud crece una tremenda y tierna melancolía –sólo en la contemplación puede nacer la melancolía, enemiga de la acción-, que se plasma en el tono amarillo y naranja de la luz. No hay más atrezzo que una casa junto al mar y su paisaje. La banda sonora es espectacular: Cohen, Joplin, Satie, el mar y el viento.
Un homenaje a la existencia anárquica y libre con la que el que más y el que menos sueña, y que sólo fue posible en aquel tiempo de verano de la infancia y la adolescencia. Y en la cultura hippy, que la película de alguna manera evoca.
No he hecho un post sobre cine porque quiera emular – cosa imposible- a 39 Escalones. Me apetecía hablar de esta película, en mitad de la canícula, porque al verla antesdeayer, de nuevo me di cuenta de que verano tras verano añoro siempre aquellos otros verdaderos veranos ya antiguos.
* La foto de Ibiza la he traído desde la web Viajeros.com
12 comentarios:
Bueno, bueno. Ya puedo echar la persiana, vaya competencia me ha salido... Oye, ahora que pienso, me puedes suplir en vacaciones, ya lo negociaremos...
Estupendo post, me ha encantado. Manuel Iborra tiene cosillas interesantes, incluso en televisión, pero no parece tener suerte (como casi todos los cineastas españoles).
La película es más que aceptable.
Besos
PD: miedo me da, como sigas en esta línea ya puedo "chapar" el garito...
Ni lo pienses, Escalones. Yo tengo una manera de ver el cine un tanto literaria, creo. Así que no vale. De "chapar" el garito, "nastis de platis": con lo que aprendemos y lo bien que nos lo pasamos. Y si te vas de vacaciones sin ordenador (¿a quién se le ocurre?), déjate unos cuantos posts hechos, chaval.
Besos.
No he visto esa película, pero me atrae mucho esa apreciación tuya de que es el último verano antes de entrar en la edad adulta y que los conflictos se resuelven sin traumas. Besos y hasta pronto.
No la conocía...ya me has picado maja.
Suena bien eso de que respire tranquilidad, que me va haciendo falta.
Besicos
Esa forma de no problematizar gratuitamente las cosas que aparece en la película es seguramente uno de los aspectos que le dan su encanto. Yo creo que te gustaría, Isabel. Un beso desde la lluvia.
A ti, Mima, estoy segura de que te gustará si la puedes ver. Yo tengo hoy una tarde que me recuerda las sensaciones de la película: mar, árboles y plantas, silencio y además lluvia con truenos. Suena Silvio Rodríguez (Fer lo pone a todas horas: "una aguacero en venganza, que cuando escampe parezca nuestra esperanza")y llega la melancolía.
Besotes, guapa.
A mi estas películas "cursis" me encantan (como dice un poeta mexicano: "¿Quién que es, no es cursi?"), Luisa.
Estar un verano en Ibiza, qué delicia :)
Ese poeta mexicano tiene buena razón. Yo digo que la película es un poco cursi porque es más bien "blandita". Pero las cosas que cuenta son muy ciertas y están dichas con mucha belleza.
Ibiza, sí, pero lejos del barullo discotequero, por favor.
Un beso.
Pues me has despertado las ganas de verla, más si es blandita y cursilona...
Besos de parada y fonda.
Yo la vi y me gustó mucho. Muy suave, de esas que apetece ver para quedarte tranquila.
Y la Vero es una encanto. Qué rica.
Besos
¿Ya has vuelto, MM? Supongo que ahora te irás hacia tus lares ancestrales... Volverán cualquier día a poner la peli en la televisión, seguro. Ya me contarás.
Disfruta.
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Ah, me alegro mucho de que te gustara, Marta. Es como dices, suave, de esas que te ponen la sonrisa tontuela y ya no se te quita, aunque te deja un poco de cosilla mariposeando en el estómago. "La vero" es genial, sí, y a mi me gusta como actriz, siempre tan ella pero tan vérsatil al mismo tiempo: complicado.
Besitos
La foto no es de Ibiza!!!!es Formentera!!!!!concretamente el faro de Es cap de Barberia.....
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