martes, 3 de julio de 2007

No hay manera: barreras arquitectónicas en la nueva estación de autobuses**



José Julio Martínez ha detectado muchas barreras arquitectónicas para acceder a la estación central de autobuses de Zaragoza-Delicias, que se ha estrenado recientemente. Desde su silla de ruedas, encuentra trabas para moverse con facilidad por las instalaciones que tampoco están adaptadas para personas con problemas auditivos o visuales. Por ello, el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI-Aragón) ha enviado un informe a la empresa gestora de la terminal para denunciar las deficiencias y solicitar que se subsanen.

Los accesos a la estación, los problemas para aparcar un vehículo, la falta de personal de apoyo a los discapacitados, la dificultad de manejarse en las taquillas o la falta de señalización y de información adaptada a las distintas discapacidades son algunas de las carencias detectadas por la comisión de accesibilidad de CERMI.



** La nueva estación de autobuses de Zaragoza entró en funcionamiento al 100% hace escasamente una semana. Resulta increíble a estas alturas que este tipo de instalaciones públicas de nueva ejecución sigan incumpliendo la normativa promulgada por las propias instituciones que coordinan su construcción.

* La fotografía viene también desde Heraldo de Aragón y es de Alvaro Calvo ©

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que entran ganas de dar patadas en el trasero de alguno hasta decir basta, ¡AISHHHH!.
No encuentro justificación para estas actuaciones a estas alturas, Luisa; no se si decir que son unos inútiles, o unos sinvergüenzas.
Me lo tengo que pensar.

ybris dijo...

Habrá que insistir hasta que se enteren todos.

Besos.

Luisamiñana dijo...

No se sabe que decir, es verdad, Inma ¿Cómo puede ser que nadie en todo el proceso de la obra y de su puesta en marcha (macroobra, por cierto) haya pensado en estas cosas? Ay, qué mal.

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Lo haremos, claro, Ybris. Pero se queda una perpleja ante determinadas situaciones.

Isabel Barceló Chico dijo...

Es una lucha que no tiene fin. Gran parte de la culpa es de las instituciones, porque a ellas les corresponde velar por el bienestar de todos sus ciudadanos. Ahora bien, otra parte es de los arquitectos y/o ingenieros que diseñan estas infraestructuras, porque no se detienen ni medio minuto en estudiar su accesibilidad. Prima más el diseño que la humanidad. En fin, espero que esta denuncia prospere y hagan algo al respecto. Besos, querida luisa.

Anónimo dijo...

Por desgracia, no me sorprende. Estos tíos se "olvidaron" de la calefacción y de la refrigeración de la estación y nadie cayó hasta que llegó el invierno y se quedaba uno tieso.
En fin, peor que la incompetencia es la indiferencia ante situaciones especiales que afectan a un importante número de ciudadanos.
Un abrazo

SONIA FIDES dijo...

Luisa, se ve que José Julio es alguien extremadamente generoso porque la mayor barrera arquitectónica que existe es la sociedad y su manera de ver el mundo y de creerse perfecta, desde su concepción de lo perfecto

Un abrazo.

Sonia.

entrenomadas dijo...

Mima, las dos cosas.
Me parece insultante que no tengan en cuenta las necesidades de muchas personas.

Imbéciles!!!

entrenomadas dijo...

AY, si me he pasado pido disculpas. Luisa.
El tema me calienta, me cabrea y mucho.

Besos

Luisamiñana dijo...

Muy exacta tu apreciación, Isabel. Se hacen las obras como un escaparate, olvidando la mayoría de las veces las necesidades de TODOS los usuarios. Lo más flagrante es que la normativa existe. Cuando empiezan las denuncias vienen, en todo caso, los parches. Pero ya no es lo mismo ni se consigue el mismo nivel de integración.
Un beso, Isabel.

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Pues, sí, yo creo que lo peor, desde el punto de vista de los afectados, es la indiferencia, el poco valor que se da a sus necesidades. Es una falta de respeto tremenda.

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Precisamente por eso, Sonia, ocurren estas y otras muchas cosas. No sólo en el ámbito de la discapacidad, claro. La raíz de todo es ese concepto que tan acertadamente apuntas. Sin embargo, no queda más remedio que seguir empeñándonos en que alguién algunas veces deje de mentirse.
Un abrazo.

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Sé, Marta, que es un tema que te disgusta especialmente. A mí también. Y debería de avergonzar a los responsables. Y hacernos pensar un poco a todos en que puñetero mundo vivimos. Esta estación es una obra de gran diseño, de grandes dimensiones, pero que no parece haberse concebido para la vida diaria de la gente. Para la de los discapacitados, menos, claro. Cabreados, pues, estamos.

Anónimo dijo...

Es triste, que siempre tengamos que recurrir a la protesta o la denuncia, pero habrá que seguir haciéndolo mientras siga imperando la falta de sensibilidad y sentido común en quienes nunca (ni por asomo) son capaces de situarse en el lugar del otro. Paciencia y a no reblar...

Chalá perdía dijo...

¿Cual es al palabra? ¿inútiles? ¿indecentes? ¿irresponsables?...

Luisamiñana dijo...

Es triste, a veces cansado, a veces muy decepcionante. Pero no importa, Antonio. Cuando sabes que hay que seguir peleando porque dejarlo no conduce a ningún sitio, se pelea. Y sí, lo peor es la falta de empatía de la gente. Seguro que muy pocas personas que no tengan problemas habrán reparado en las deficiencias de adaptabilidad de la estación.

Besos, guapo.

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Lo que me , MM, es que pueda ser ignorantes. Da mucha rabia, sí.