viernes, 14 de septiembre de 2007

El joven traductor de Horacio (Manuel Vilas)







Este es un poema de Manuel Vilas (desde aquí le pido permiso para reproducirlo):



El joven traductor de Horacio


Yo quisiera ser otra vez aquel joven
Ávido de una traducción latina, de unos deberes escolares.
La mañana del sábado, de nueve a dos, así la pasa,
Pegado a diccionario, gramática y clásica retórica.
Contento de sus hallazgos, donde el mundo antiguo
-República, crímenes, ejércitos, esclavos-
Ve resplandecer y de su presente permanece ignorante, ajeno.


Quisiera que mi ambición volviera a ser la misma.
Quisiera que diccionario, versos romanos de enmarañados
Mitos y prosodia, fueran el gran tesoro azul de mi esperanza,
Como lo eran entonces, de mi alegría secreta y de mi descubrimiento.

Oh, descubrimientos particulares del joven en el latín inmerso,
Tan ajeno a la cólera de los hombres vivos,
Tan sabio en su hermosa ignorancia, sobre una mesa camilla,
Mientras la madre realiza las faenas de la casa y pone ya
La mesa y se oye la llave del padre en la puerta que regresa,
Y el joven va puliendo, en trance no menor de vida y poesía,
El significado de los versos y la ley que los fundara
Que confiará a su preceptor el lunes, con la sonrisa de quien sabe,
Con la devoción ardiendo y la ambición encadenada.




Cuando leí este poema recuperé en un chispazo imágenes y sensaciones de antaño. Cambiaría muy pocos detalles. Acaso Horacio por Virgilio, preferentemente. Pero eso es lo de menos. Hoy he vuelto a él y os lo cuento.


El poema “El joven traductor de Horacio” pertenece al libro Las arenas de Libia.

3 comentarios:

ybris dijo...

Bello recuerdo con poema que tanto dice a los enamorados de los clásicos latinos.
Gracias por traérnoslo.

Besos

Isabel Barceló Chico dijo...

Sí, este poema tiene una gran fuerza evocadora y también simbólica. ¡Ay, el placer de la sabiduría...! Besos, querida amiga.

Luisamiñana dijo...

Es verdad, Ybris, Isabel, es un poema de gran poder evocador. Proporciona sensaciones muy cálidas, de gran protección: los clásicos y el hogar paterno: nada perturbador.

Besos a los dos.