lunes, 15 de octubre de 2007

Planeta Herculano



Me parece bien la iniciativa del blog action day. Y me parece de perlas que hoy se dedique a algún tema relacionado con el medio ambiente. Yo quiero unirme, un poco de puntillas, a la iniciativa, poniendo en voz alta una reflexión que me viene a la cabeza con reiteración ante diversas circunstancias. No es nada original. Pero en un día como hoy quizás le venga bien un poco de eco.

La foto es una imagen de Herculano. La vieja Herculano sepultada bajo la ira del Vesubio, que se ve al fondo, hace cerca de dos mil años. Y entre ambos, la nueva Herculano, que ha insistido en crecer en el mismo lugar. Porque a pesar de todo, el hombre forma parte de la naturaleza. Y el hombre siempre ha sabido que debía luchar con la naturaleza para sobrevivir y prosperar: a veces junto a la naturaleza, a veces contra la naturaleza. Y el hombre siempre supo que las reglas las imponía la naturaleza. El hombre podía contener ese poder en algunos límites en beneficio propio. Pero la última palabra era siempre de la naturaleza, porque nosotros, humanos nada más, también somos planeta.

Ni los habitantes de Herculano ni los de Pompeya sabían que la gran montaña que los vigilaba continuamente era un volcán. Su estallido fue una brutal sorpresa, en todos los sentidos. Fueron inocentes en manos de un ciclo de la violencia que se agita dentro de la tierra, y que la mantiene viva.

Los hombres que hoy deforestamos sin conocimiento, perforamos con desafuero, aumentamos la temperatura ambiental con alegría, enladrillamos las costas con avaricia, quemamos combustible sin medida, etc, etc, sí que sabemos que todas esas acciones entrañan unos riesgos cada vez mayores para la sobrevivencia equilibrada del planeta. Y también sabemos, hasta con exactas mediciones microelectrónicas, que esas acciones no le están sentando nada bien a la naturaleza. Ya no somos inocentes en medio de un planeta. Somos tontos y estúpidos glotones. Los ciclos del hombre son cortos -por eso los habitantes de Pompeya y Herculano no sabían que el Vesubio era un volcán-. Los de la naturaleza siempre terminan por sobrepasarnos. Y si algún día no es así, también entonces lo será de todas formas. Porque habremos alcanzado el colapso. Y no podremos decir que habrá sido una sorpresa. Las leyes de la naturaleza son las que son.

10 comentarios:

entrenomadas dijo...

Pues sí, tienes toda la razón.
¿Por qué no nos escucharán?
Las leyes de la naturaleza mandan y parece que cada vez están más saturadas.

Kisses

Magda Díaz Morales dijo...

Querida Luisa, me da inmenso gusto que ya estés de regreso y que te hayas pasado tan lindos días en bellísimos lugares. Se te echó de menos.
Las fotos preciosas.
Un abrazo

Luisamiñana dijo...

Si no fuera frivolizar tontamente el problema, diría que el planeta está hasta el gorro de nosotros. Y no escuchan porque la alternativa cuesta dinero, un dinero que nadie está dispuesto a perder o a no ganar, vamos.
Kisses también, nómadita.

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Gracias por la bienvenidad, Magda. ya leí que andas aturrullada de trabajo. Yo también voy a estar liadilla. A veces tenemos más cosas de las que deberíamos, no sé. El viaje ha sido precioso; lo hemos pasado bien, nos hemos cansado mucho y algo creo que hemos aprendido. Besos y ánimo para tus quehaceres.

ybris dijo...

La naturaleza tiene siempre la última palabra.
El que algunos chillen más lo único que hace es que la naturaleza prescinda de nosotros.
Herculano demuestra eso claramente.

Besos

Anónimo dijo...

Mas razón que un santo: nosotros ahora sí conocemos las leyes de la naturaleza y nos las saltamos a la torera. Incumplir la ley tiene varios nombres ¿no?...los nuestros son soberbia (yo puedo con todo), egoísmo (el que venga detrás que arree), mentecatez (porque hace falta ser estúpido para masacrar tu propia casa, tu propia vida y la de los tuyos)...y paro que me enciendo.
El veredicto, sin duda, es CULPABLE (y unos mas que otros, tampoco lo olvidemos).
Besos.

Luisamiñana dijo...

Así opino yo también, Ybris. Y la naturaleza seguramente nos lo demostrará tarde o temprano. Besos blues.

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Pues todo eso que dices, Inma, y más y más... Y por supuesto que tienen más culpa unos que otros, está claro. Pero a ver quién les dice ahora a los países subdesarrollados que no nos imiten... Así que ésto es una espiral, a la que yo sinceramente le veo mala solución.

Besos marcianos ya (por martes, claro)

Anónimo dijo...

Creo que la soberbia del ser humano es la que le hace sentirse dominador de la naturaleza, y no parte sometida a ella. Quizá por eso los dramas que siguen a los desastres naturales (la incapacidad de afrontarlos o comprenderlos), y también el hecho de que los fenómenos naturales más usuales (lechos naturales de corrientes de agua; rutas de migración de los animales) no se tengan nunca en consideración a la hora de planificar el desarrollo de las comunidades de humanos.
Mal futuro veo.

Besos

Luisamiñana dijo...

La soberbia y el tremendo egoísmo individual y generacional. Somos unos depredadores completamente irracionales. Nos creemos tan por encima del bien y del mal, con tanta capacidad de control, que hemos olvidado nuestra dimensión real. Y además, sólo la civilización occidental está basado desde hace siglos en el mayor crecimiento posible en el menor tiempo. Eso salta cualquier ciclo natural. Ya es inevitable. Creo. Yo tampoco veo un futuro halagüeño.

Besos, besos.

Chalá perdía dijo...

Siempre he pensado en la estupidez del hombre por querer imponerse a la Naturaleza y volver a provocar sus fuerzas construyendo allí donde hubo terremotos, inundaciones...
Además hoy en día vemos multitud de catástrofes por la avaricia constructora, no se respetan ríos, barrancos, costas...luego pasa lo que pasa y ¿a quien le reclamas?

Luisamiñana dijo...

Pues hay mucha gente que reclama al Estado, por ejemplo. Y no digo yo que éste a menudo no tenga buena parte de culpa, por acción u omisión. Pero hemos desarrollado una especie de lasa conciencia, por la que casi todo está permitido y si algo falla, entonces que venga papa sistema y nos los solucione. En este caso del medio ambiente papa sistema suele dar cobertura a nuestros malos usos, cuando no propiciarlos. Pero Fernando siempre pone como ejemplo de la lasa conciencia el de los turistas que se van por ejemplo al Caribe en plena época de huracanes, y cuando algo sucede, entonces reclaman daños, indemnizaciones, rápida salvación, en fin. Este mundo no tiene ni pies ni cabeza ya.

Besitos, MM, guapa.