viernes, 12 de octubre de 2007

Ruggiero



Miembros del Consejo de Carlomagno. Ruggiero es el quinto de la fila (foto: Museo Internacional de Marionetas de Palermo)



Alguna vez he contado que me gustan mucho las marionetas y los títeres. Y que tengo algunas compradas y regaladas. No muchas todavía, aunque espero ir aumentando mi colección. De Sicilia he traído a Ruggiero, un paladín, miembro del Consejo de Carlomagno. Es un personaje de L´Opera dei Pupi, que compré en el taller de marionetas que mantiene en Palermo, junto a su teatro, la compañía de Mimmo Cuticchio, acreditado “puparo”, marionetista de fama internacional. A Ruggierio lo tenían colgado en el pequeño taller de Vía Bara all´Olivella, junto a otros personajes más modernos y llamativos. Pero yo lo elegí porque él forma parte de los espectáculos más tradicionales de los pupi sicilianos, aquellas historias que derivan del cantar de Orlando el Furioso, el celebre poema caballeresco de Ariosto. Son episodios fantásticos y fascinantes, que han encandilado al público popular hasta que fueron en buena parte barridos por el cine y sobre todo por la televisión. Los espectáculos de pupi, que incluso saltaron a América de la mano de la emigración, dejaron de deambular por el país y se han refugiado desde hace años en compañias estables, que en buena parte sobreviven gracias al turismo. Y también gracias a que han adquirido un valor añadido como un bien cultural. De hecho L´Opera dei Pupi fue declarada en 2001 por la UNESCO como Obra Maestra Del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

Da cierta pena pensar en esta, al fin y la cabo, reducción, cuando en otro tiempo formaron parte arraigada de la vida siciliana, hasta el punto de que sus personajes servían para designar formas de comportamiento cotidianas en la sociedad; o hasta el punto de que hubo quien confundió aquellas historias y sus personajes con la propia realidad, conociéndose varias anécdotas en las que algun espectador la emprendió contra los personajes “malvados”. Antonio Pasqualino contaba un caso especialmente conmovedor: el de un espectador que acudió, después de la representación, al taller del puparo y robó la marioneta de Gano, al que colgó de un árbol y disparó con su pistola. Al día siguiente, al verlo de nuevo sobre el escenario, sin entender cómo podía estar allí de nuevo si el lo había matado, enloqueció.



Intenté ir también en Palermo al Museo Internacional de Marionetas, dedicado a Antonio Pasqualino, quien junto a su mujer y actual directora, Jane Vibaek, lo impulsó y organizó. Sé que ese museo, ubicado en Vía Bureta, cerca del puerto y de un renovado paseo marítimo palermitano, guarda cerca de tres mil marionetas, tanto sicilianas como del resto del mundo. Desgraciadamente no pude entrar, no estaba abierto el día que fui. Me quede bastante frustrada, la verdad. Menos mal que estaba el mar muy cerca y que el paseo que sustituyó la visita al museo mereció la pena. El paseo marítimo de Palermo es una hermosa zona verde, donde los adolescentes y jóvenes no escatiman efusividades amorosas; cuerpo a cuerpo, se los ve sin vergüenza frente al mar, y eso está bien. Luego para que todo el mundo lo recuerde, dejan el suelo y los gigantescos bloques de hormigón del rompeolas cuajados de pintadas, generosas pintadas que prometen amores y devociones “tre metri sopra il cielo”.



Dejo algunos enlaces para el que quiera saber algunas cosas de los pupi:


Museo Internacional de Marionetas Antonio Pasqualino

Figli d´Arte Cuticchio

Titerenet

Marionetas sicilianas

7 comentarios:

entrenomadas dijo...

Los dientes largos se me han puesto. Qué ganas tengo de volver. Me voy a currar, luego lo vuelvo a leer que es como viajar.

Besos

Chalá perdía dijo...

Como no, si tú acabarás buscando marionestas por todos los confines del universo...
Me has recordado un cuento que escribió Juan sobre una vez que fue al teatro con sus alumnas de la escuela de adultos y una la emprendió contra el malo de la obra. Hoy estrena su blog de cuentos, os lo recomiendo porque además fue verídico...

http://carditodepuchero.blogspot.com/2007/10/mercedes-o-la-aaaaa.html

Anónimo dijo...

Se me ocurre un chiste de marionetas, pero no lo cuento por no romper el hilo del post y los comentarios. Sólo decir que no me parece raro que raptaran a la marioneta y la tirotearan; y tampoco que quien hizo eso estuviera al borde del colapso mental. Probablemente, aunque compartamos más genes con el chimpancé, los delfines o la mosca del vinagre, la criatura más afín a nosotros es la marioneta, sin duda.
Besos.

Anónimo dijo...

Que bonita colección..A mi también me han gustado siempre las marionetas, son mágicas, pero como todo en mí es una afición sencillita (comprar alguna en Praga, deleitarme aún con el Teatro Arbolé o recordar a "Gorgorito" mi guiñol de infancia).
No conocía la Opera dei pupi,(me ha gustado leer los enlaces que dejas)y las marionetas que se ven en las fotogafías son magníficas, auténticas obras de arte.
Me encanta eso de que la gente se tome en serio las actuaciones, si, es una forma de descargarse como otra cualquiera ¿no? jajaja...siempre tiene que haber alguien fuera de lugar.
Será estupendo ir conociendo a nuevos miembros de esa colección.
Besicos prenda.

Anónimo dijo...

en la feria que hay en gran vía, etc. he visto alguna marioneta de madera muy chula.

vaya si sabes, vaya, vaya.

muak

Anónimo dijo...

PD. algún día nos podías presentar a alguna de tus marionetas vía blog :)

Luisamiñana dijo...

Espero, querida nómada, que no hayas currado demasiado estos "Pilares". Sueña pues un poco con Sicilia y sus paisajes de tornamar (qué listos eran los griegos). Besos "étnicos" per voi.

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Ojalá, MM, pudiera ir trayéndome marionetas y títeres de muchos sitios. O que llegaran de alguna manera. Pensaba que casi mejor que no pudiera entrar al Museo de Marionetas en Palermo, porque no se si hubiera aguantado las ganas de pillarme algunas... ja, ja, ja. Besos pilaristas para ti, ahora que ya termina el bullicio.

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A menudo pienso, como tú, 39, que somos muy parecidos a las marionetas. Incluso igual de fatuos que algunos personajes del guiñol. De hecho es a nosotros a quienes las marionetas representan. Y las sombras en la pared (una forma mágica de hacer figuras) sería probablemente la primera manera del teatro. Y el teatro es como la vida.

Besos cabezudicos;)

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Bueno, Mima, igual has podido ir con tus criaturas a alguna de la funciones que creo ha habido estos "Pilares", como suelen. Los de Arbolé son geniales, y los Tititeros de Bínéfar, igual. Tenemos buenos titiriteros por esta tierra, ya lo creo.
Y qué bien que te gusten. Un besote de fin de fiesta, pero alegrote.

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Jolín, Ana, es que casi no he salido estas fiestas a ver cosas por ahí. Como ya volvimos a mitad... y luego, en fin. Me perdí los puestos de la Gran Vía.
Hace un tiempo puse una foto del señor birmano que me trajo una amiga. Es muy chulo.

Besotes, sobri querida.


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