lunes, 13 de julio de 2009

Con-Exposición

Supongo que entre los mecanismos de defensa de nuestra mente, de nuestro cerebro, está la desconexión relativa.


Es verano. En Zaragoza el verano no admite paliativos. No me disgusta el verano, todo lo contrario. Ni el calor. Simplemente imagino que en parte es una de las circunstancias causantes de la desconexión relativa de mis neuronas. La actividad de cualquier tipo precisa siempre de unos márgenes, por debajo o por encima de los cuales se torna imposible, o casi. El verano del clima mediterráneo-continental requiere largas horas de inactividad. Lo cual no se contempla en nuestro ritmo vital urbano-global, claro. Esto ya debería decirnos algo. Lo dice. Lo sabemos. La actividad humana actual no se atiene en absoluto al ritmo del resto de la vida del planeta. Lo ignoramos. Por sistema. La sobrecarga produce cortocircuito. No puedo hacer mucho en lo que al planeta se refiere. Pero puedo dejar que mis neuronas anden medio desconectadas, si es lo que necesitan.

Quería hablar de las exposiciones de Matisse, Sorolla y Juan Muñoz. Al menos de alguna. O al menos de la impresiones deambulatorias que me acompañaron en la visita a las mismas. Pero no sé si alcanzaré. Si abandono en mitad del post, ruego disculpas. No me lo tengáis en cuenta. Y si el resultado no es todo lo que los acontecimientos merecen, tampoco. Gracias. De verdad que incluso las noches, en estos días caniculares de alerta naranja, son agotadoras.




Matisse es uno de mis pintores favoritos. Y como a todo pintor favorito y mimado le perdono algunas afirmaciones e intentos un poco diletantes. Es un grande y basta. Es un grande que además quería centrar su trabajo en unos términos bastante concretos y depurarlos. Lo hizo. El final de su obra es apoteósico. Pero las pinturas de la exposición llegada al Museo Thyssen enseñan de Matisse mucho más que ese final apotéosico. Muestran todo el proceso, el camino. Todas las conexiones. Y desde luego consiguen uno de los objetivos que Matisse fijó para su trabajo: que el espectador descansara del mundo al contemplarlo. Desconexión. Me fascinaron sobre todo "La odalisca de la pandereta", un cuadro que pinta a la modelo y su reflejo en el espejo (El reflejo, se titula, claro), y otro retrato con sombrero amarillo y fondo verde (¡a eso le llamo yo puro atrevimiento estético!). Me centré, me lo pasé muy bien y desconecté, por supuesto.






La magnífica exposición-teatralización (un montaje merecedor de total elogio) de la retrospectiva de Juan Muñoz en el Museo Reina Sofía fue todo lo contrario. Conexión, conexión, conexión. El mundo de Juan Muñoz es sencillamente fascinante: plástico, teatral, ilusorio, íntimamente real, de alguna manera metafísico. Sitúa al hombre frente al espacio y su multiplicidad, frente a si mismo y su especular reflexión sobre si mismo, frente a su esencial soledad (por las distancias , por la incomunicación, por la incapacidad). No sé si sus esculturas son hermosas. Lo son en la medida de su ternura y su indefensión. Sus instalaciones son pertubadoras porque son un espejo: la verdadera dimensión y medida de la existencia humana. Abandoné el Reina Sofía bastante conmovida, conectada/desconectada. Y al mediodía hacia en Madrid también mucho calor. Se agradece mucho el arbolado:)

Sorolla: desconexión en el Prado. Me gusta la ampliación del museo (me mojo, pues). Incorpora al palacio de Villanueva la fórmula de museo contemporáneo que el Prado necesitaba. Sí, la necesitaba. Y me parece una solución afortunada. En cuanto a Sorolla: lo redescubrí (como otros muchos). A pesar de los temas de su pintura, ante algunos de cuales no puedo evitar un respingo. No por los temas en sí. Sufro una deformación profesional: comparo esas pinturas con las de Matisse, por ejemplo, con Picasso, con Braque, con Modigliani... No puedo evitarlo. Y digo: todo este talento (¡qué talento, claro, que sí, no vamos a descubrirlo ahora!) encerrado en estos temas y en ese espacio, digamos, ya sabido. No parece haber mucho riesgo. Y luego, conversamos sentados en la cafetería de la ampliación del Prado, ¿y por qué no podía hacer lo que hizo?, fue su elección, pintó bien lo que quiso pintar. La vela de la barca del famoso cuadro de la vuelta de la pesca es sencillamente una obra maestra. O este cuadro de ahí abajo, La bata rosa, es totalmente magnífico : ¿por qué han de serlo menos por haber sido pintados ya dentro del siglo XX, de espaldas a las vanguardias? Se intuye un distanciamiento voluntario. Quizás incluso una defensa ante la velocidad del progreso estético de principios de siglo. Pongo desconexión y disfruto.


Aunque sé, aunque creo que una de las obligaciones del creador es responder de sus métodos ante su tiempo.

Dudas.

Quizás sea más coherente valorar la coherencia del artista.

Ahora. En este tiempo multimetodólogico. Quizás hoy podamos contar con esa ventaja. Sin reglas fijas.

Pero mercado. Ayyyy.

A Sorolla el mercado le daba la razón.


Pintó una vela de barca como un mundo, magníficos mares, espléndidas luces de sol, evocadoras sombras, cuerpos clásicos y mediterráneos como culminación de vida, y pintó retratos muy muy buenos.

Recorrimos las exposiciones con tiempo suficiente y comimos entre medias en el restaurante del nuevo espacio del Museo Reina Sofía, que también me gusta. Y me gusta comer en los restaurantes y las cafeterías de los museos, porque son lugares de tránsito inevitablemente. Tránsito rojo y negro en el Reina Sofía: no me importa a veces que la arquitectura sea un poco presuntuosa, si consigue redimensionarnos. El restaurante del Reina Sofía, oscuro, es ideal para el verano.

Es verano. Alerta naranja: eso significa intenso calor durante tres o cuatro días. Dicen que mañana habrá un descenso de un par de grados: 36.

Trabajo (lo intento) en un artículo para el libro-homenaje internacional a Fernando Aínsa y tengo que pensar. Conexión. Buenas noches.


9 comentarios:

ybris dijo...

Si así son tus desconexiones...
Se queda uno con la boca abierta ante tus comentarios. No es que me extrañe. No en vano te he conocido en varias "conexiones".
Una bocanada de aire fresco tus apreciaciones en medio de esta desgana canicular veraniega.

Gracias y besos.

jaleon dijo...

Sobreponerse en plena calígula a la desidia no sólo es un mérito: tiene premio.

Me abstengo de comentarios acerca de un arte que aunque me guste, no conozco. (Además pinto fatal). Tan solo soy público, puedo dejarme llevar por la "atracción" estética. La evocación, desde gestos, expresiones, contextos.

Valoraré aparte la magnífica idea que nos das, ("un golpe de AVE" quizá ? ) revivir sensaciones, en este caso a través de las pinturas, ventanas a los ojos de sus autores, instantes que vieron/vivieron algún día.

Encantado de haber descubierto éste Blog. Felicidades.

Luisamiñana dijo...

Ay, Ybris, de verdad de verdad que me he tenido que comprar Farmatón Conexión.
Es verdad que acudir a la protección anti-canícula de los museos es una solución para estos días. ADemás, salvo en Sorolla, no había mucha gente turistíca o no en ese sábado de julio madrileño: me sorprendió.
Un beso

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Bienvenido, Jaleon. Gracias por tu comentario y aportación. He visto que has estrenado actividad bloguera no hace mucho: enhorabuena, mucha suerte y mucha perseverancia. Nos encontraremos en la blogosfera.



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ANTONIA dijo...

Me ha encantado el cuadro "El reflejo" y perdonando la repetición, me he visto reflejada en el después de estar 19 dias de baja. Después de casi 5 años a pie de cañón, dándolo todo y más aún, sin treguas y con tantos frentes abiertos, mi cuerpo empezó a dar claras evidencias que se le estaban acabando las baterias y que eso podía influir en mi estado ánimico. Así que fui al médico y admití que necesitaba poner un STOP y recargar. Me hubiera encantado estar como la mujer de la foto, sentada y contemplando pero ya sabes que con dos niños y más con Nerea no se puede. Pero tendríamos que duplicar y contemplar desde un segundo plano lo que hacemos para darnos cuenta de que es fundamental parar, vivir... que son dos días!
Un abrazo grande.

Rosa dijo...

Pues sí: desconexión.
A mí me hace más que falta, después de esta semana... aunque no será por mucho tiempo: tengo unas cuantas "amigas" esperando para septiembre y tendré qe ponerme a ello dentro de poco (de hecho, deberían haberme puesto ya) así que tendré que volver a conectar, aunque me temo que mi neurona sólo lo hará a medias, la conozco bien.
Sobre los artistas, de Juan Muñoz conozco muy poco, pero lo que conozco me gusta.
Matisse espectacular, atractivo, agradable, sorprendente... y en cuanto a Sorolla, a mí me gusta mucho, aunque diera la espaldas a las vanguardias y el negocio se encontrara entre sus objetivos... pero fue todo un maestro, con un talento innegable, sobre todo para el dibujo y para los estudios de la luz.
Si no hay ningún inconveniente para entonces, en diciembre, en el puente de la Inmaculada más concretamente, tendré una cita con el Prado.
Besos.
Rosa.

Luisamiñana dijo...

Antonia, cuídate. Son necesarias las desconexiones, aunque sean relativas. Cuidarte tú es cuidar de los demás. Besos para ti y para los niños.

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Nada, Rosa, que sea leve... Tus amigas septembrinas seguro que te recompensarán, llegado el momento. Otros, andamos igualmente con otros asuntos que tampoco nos dejan "veranear" demasiado. Pero bueno, es lo que hay.

Reconozco abiertamente la maestría de Sorolla. En el post sólo he querido exponer algunas de las conversaciones que fueron surgiendo al hilo de la visión de las exposiciones. Hay una especie de obsesión en la naturaleza humana que parece consistir en la exploración de nuevos territorios, nuevos métodos. Le hemos llamado progreso. Y en relación a él hemos emitido muchos juicios de valor. Hay hoy en día muchos cuestionamientos acerca de algunso aspectos de esa idea del progreso. Pero es evidente que nos ha ayudado a estar donde estamos y a saber todo cuanto sabemos de nosotros mismos y del universo. Eso parece que está bien. Y cuando uno tiene unas capacidades tan relevantes parece que debería desarrollar cierto compromiso en ese sentido. Pero evidentemente no es obligatorio. Uno es libre de hacer con su talento lo que le de la gana. Por supuesto. Y elegir el equilibrio tiene mucha lógica vital.

Queda para diciembre, pero seguro que disfrutarás un montón. Cuida con los empachos estéticos, ja, ja...

Un beso, guapa.

Lamia dijo...

Jolín, qué gusto encontrarme con este post. Este mismo fin de semana voy a Madrid con la única finalidad de ver dos de las exposiciones que mencionas: Sorolla y Matisse. Descubrí a Sorolla en el mismo Madrid al que ahora vuelvo veinte años después. Con toda una vida de cambios, fracasos, éxitos, alegrías y desventuras a mis espaldas. Trataré de contarte el resultado cuando vuelva.
Un beso, guapa.

Luisamiñana dijo...

Charraremos al respecto. Besos.

irene dijo...

No puedo perdonarme el no haber encontrado un hueco para visitar Matisse y Sorolla, con tu post me has hecho prometerme que iré en cuanto regrese de mis vacaciones.
Feliz verano, Luisa.