Veía hace un rato París en la televisión. Me gusta el Tour. A pesar de toda las polémicas y escándalos. De una forma u otra, al final es un hombre y su esfuerzo. Un hombre a menudo contra sí mismo. Un hombre sobreponiéndose. Una vuelta por etapas es como la vida misma. Incluido el espectáculo. Antes eran más heroicas las vueltas ciclistas. Como todo. La vida era más heroica antes, y los héroes más nítidos. Pero éso es bueno. Los héroes son cada vez más parecidos a quienes no lo somos. Son más democráticos. E improvisan menos, porque se deben al espectáculo-negocio, no al espectáculo-aventura. En fin, tontadicas que se me ocurren a la hora del Tour, hace mucho calor a la hora del Tour.
Veía París hace un rato, decía, mientras los ciclistas daban vueltas una y otra vez a los Campos Elíseos, a la orilla del Sena, a la rue de Rivolí. El Tour ha llegado a París. Me da igual que sea un tópico: me gusta mucho París y los tópicos de París. La manera de hacer habitables los espacios. Por ejemplo, en París no hay casi esquinas: hay chaflanes con estupendos y artísticos escaparates de floristerías, fruterías, zapaterías... Los bares en París no son bares: son una prologación de la calle, con sus avances sobre las aceras, con sus cristaleras transparentes y rotuladas, su horario imposible... Las avenidas son bulevares; los tejados tienen miles de chimeneas en perspectiva; los patios interiores se pintan y repitan, se ordenan, se limpian; la gente puede transportarse en metro, en autobús, en patinete, en patines, en monopatín, en bici, mientras los turistas caminan por todas partes. En los puentes del Sena los parisinos hacen piknic con vino, paté y queso porque saben que cualquier oportunidad de bon vivre ha de ser aprovechada. Y alrededor de las farolas se amontonan las bicicletas, frente a las librerías que venden libros en idiomas diversos.
Todo eso es una filosofía colectiva de vida. Una filosofía que enfrenta los contratiempos cotidianos de la gran urbe parisina y en buena parte los equilibra. La conquista del espacio urbano por los ciudadanos y su conversión en imagen de un deseo colectivo de bienestar indica un modo de ser, que ojalá no haya quedado atrás. Hay un momento en la historia en que toda sociedad debe tener su borrón y cuenta nueva. París y los franceses tuvieron su revolución y ocuparon el espacio y el país y lo ordenaron como un escenario en el que los individuos pudieran tener un papel. Los parisinos, los franceses han tenido más pensadores que héroes, seguramente porque han sido ciudadanos antes que nadie. Ahora tienen que resolver, entre otras cosas, cómo hacer habitables igualmente esos espacios urbanos, sociales y políticos a todos los nuevos vecinos de derecho, hijos de la emigración. Porque la urbe que creció en torno a una ciénaga convertida en jardín no debería permitirse traicionarse a sí misma.
7 comentarios:
Guau! Encontre el blog de casualidad y me fascino lo escrito y la forma en que lo hicistes. Eso que decis de los heroes es muy cierto, y creo que se debe a que hoy en dia el hombre moderno no busca "la gloria" sino que al volverse egolatra solo busca la fama.
Me encanto el blog pasare mas seguido!
Saludos desde argentina!
Me gustaría volver algún día por allá, aunque no sea transitando de amarillo por los Campos E. En mis recuerdos, París siempre es la primera.
Besos.
Muy bien expuesto ....diferente...un buen post...
Es cierto lo de las esquinas
Un saludo
Es mi asignatura pendiente Luisa, desde hace muuucho tiempo.
Llegará supongo.
Me gusta eso que dices: una sociedad con más pensadores que héroes por el simple hecho de ser meramente ciudadanos. Hace falta, si, que continúen abanderando en estos tiempos ese concepto.
Besicos.
Menudo post te has marcado... precioso, le entran ganas a una de echar en una maleta lo primero que pille e irse para allá así sin más, a la aventura, como esos héroes de los que hablas... ¿qué mejor escenario que la ensoñadora París para soñar sueños imposibles?
Besos.
Rosa.
Hola Me casé con la lluvia, y bienvenido. Gracias por la opinión sobre el blog. Buena razón tienes al decir que la fama y la "gloria" no son lo mismo. Para nada en efecto. Pero la gloria seguramente hoy en día ya no tenga ni siquiera sentido.
Un saludo
------------
39, de amarillo no te veo. En cambio de picnik sur le pont des arts, perfectamente. Besos.
-------------------
Azul, me alegro que coincidas en el asunto de las esquinas: me parece un rasgo muy personal de París: la humanización de los ángulos.
Un saludo.
----------------
Posiblemente, Inma, andemos hoy n día más necesitados de pensadores que de héroes. Sobre todo si éstos tienen la catadura que en general muestran últimamente muchos de ellos. Pero nos pierde la acción. Vivimos en un mundo de pura y llana acción. Así somos, de momento. Besos.
-----------------
Rosa, sueños imposibles. Bueno. Habrá que seguir diciéndolo. No se pierde nada. Por lo menos hablar podemos. Ja, ja... La maleta y hala a París, que bien vale ese viaje y otros muchos más.
Besos
Hola Luisa, una maravilla de post. Hay que ver cómo has conseguido atrapar la magia de París en tan sólo una líneas. Yo estuve allí de viaje de novios y espero regresar un día como escribí en un poema que puse en el blog de Fernando cuando anunció que os íbais a la ciudad de la luz.
Un beso.
Publicar un comentario