Poesía para Perdidos que, sesión a sesión, más bien parece poesía para encontrados. Voy francamente mal de tiempo (y a ratos –bastantes- también mal de cabeza, je). Lo cuento como disculpa, como cohartada, porque en los últimos meses no he escrito ninguna crónica sobre las sesiones que la Asociación Aragonesa de Escritores organiza, (más bien celebra en el más hondo sentido de la celebración), dos sábados por la noche al mes en La Campana de los Perdidos, utilizando la poesía y la música para que la gente se lo pase bien: poesía/música terapéutica y fraternal para perdidos. Lo cierto es que estos encuentros festivos están adquiriendo verdadero pedigrí cultural, en y fuera de la ciudad. También, y sobre todo, se están convirtiendo en un lugar referente central de encuentro para amigos de la ciudad y de fuera de la ciudad. Ambas cosas están haciendo crecer mucho a esta Poesía para Perdidos. Va a hacer época, seguro. Se vio ya a lo largo del 2009. Y desde luego ha quedado claro con la primera sesión invernal del 2010.
Juan Luis Saldaña y Enrique Cebrián
El sábado pasado, 23 de enero, los poetas Enrique Cebrián y Juan Luis Saldaña y, junto a ellos, Luis Cebrián & friends: Ana Muñoz, Octavio Gómez Milián, Pablo Malatesta, Ritchie Fandango – volvieron a generar un nivel de electricidad empática suficiente para alimentar nuestros motores no sólo a lo largo de las tres horas que duró la precipitación alquímica en La Campana, sino durante unos cuantos días más por lo menos, con sus noches y sus márgenes intermedios.
Cebrián (Enrique) hace poesía a lo Gainsborough (Tomás): emoción humana y emoción del paisaje fusionadas en una dúctil pero contundente dicción, con vueltas. Juan Luis Saldaña mide las distancias más como Erik Satie: es lúcido, revoltoso, satírico y meláncolico; el territorio rock se nota. Luis (Cebrián) debería vivir dentro de una canción sin fin. De hecho creo que lo hace, y creo que tiene una de las voces más culturales y vivas (es decir penetrada de vida) del panorama musical español. The friends de Cebrián (Luis) anduvieron la otra noche en el escenario con tanta generosidad como suelen. De hecho, eso, la amistad entre todos los “actuantes” era algo más que evidente y seguramente la emoción culpable de la electricidad que conmovió la otra noche los registros de La Campana: emblemáticos ya los 500 mil voltios de “ Anarkyyyyy” (sobre letra de Forega, a veces mutada y a veces no) y el millón de kilovatios de “No le digas a Milenka que fumoooooooooo…..” (el video que podéis ver si pincháis ahí atrás corresponde a una actuación de Experimentos in Da Notte –formación con Octavio Gómez Milián, Luis Cebrián y Pablo Malesta), el 19 de diciembre de 2009, en la última sesión otoñal de Poesía para Perdidos).
Cebrián (Enrique) hace poesía a lo Gainsborough (Tomás): emoción humana y emoción del paisaje fusionadas en una dúctil pero contundente dicción, con vueltas. Juan Luis Saldaña mide las distancias más como Erik Satie: es lúcido, revoltoso, satírico y meláncolico; el territorio rock se nota. Luis (Cebrián) debería vivir dentro de una canción sin fin. De hecho creo que lo hace, y creo que tiene una de las voces más culturales y vivas (es decir penetrada de vida) del panorama musical español. The friends de Cebrián (Luis) anduvieron la otra noche en el escenario con tanta generosidad como suelen. De hecho, eso, la amistad entre todos los “actuantes” era algo más que evidente y seguramente la emoción culpable de la electricidad que conmovió la otra noche los registros de La Campana: emblemáticos ya los 500 mil voltios de “ Anarkyyyyy” (sobre letra de Forega, a veces mutada y a veces no) y el millón de kilovatios de “No le digas a Milenka que fumoooooooooo…..” (el video que podéis ver si pincháis ahí atrás corresponde a una actuación de Experimentos in Da Notte –formación con Octavio Gómez Milián, Luis Cebrián y Pablo Malesta), el 19 de diciembre de 2009, en la última sesión otoñal de Poesía para Perdidos).
Y las fotos se las tomo prestadas para siempre a Manuel Forega (excelente, exacto y raudo cronista campanero).
Y yo, intentaré no perder en mi laberinto sinapsistico las próximas crónicas.
Luis Cebrián, Pablo Malatesta y Ana Muñoz
5 comentarios:
¡Muchas gracias, Luisa!
Abrazos,
Enrique.
Al contrario, al contrario, ¡a ti y a los demás, por una noche realmente estupenda!
Muchas gracias, Luisa.
la verdad que fue una velada preciosa, lo pasamos muy bien y es gusto siempre estar en estos recitales, y más, si se trata de Enrique y Juan Luis, y todos los amigos y buena gente que nos juntamos, ¿qué más podemos pedir?
un beso!
L.-
Te digo, como a Enrique, muchas gracias a vosotros por el derroche tan generoso y vital de creatividad y buen rollo.
Voy con retraso hasta para contestar a los comentarios, pero ahí queda.
Un beso.
Publicar un comentario