Al parecer y todavía en el habitual políticamente correcto terreno de la presunción, un tipo llamado Kweku Adoboli, agente bursátil o broker, ha producido un agujero de 1.500 millones de euros en el ya no tan poderosos banco suizo USB (que ya tuvo que ser rescatado por el gobierno suizo).
Ha llamado mi atención el hecho de que las pérdidas ocasionadas a la entidad (un 4% de sus fondos propios) por el avezado agente, uno de los operadores estrella del banco en Londres y que había estudiado informática en la Universidad de Nottingham, haya borrado de un plumazo el ahorro conseguido con la supresión previa de ¡¡3.500 puestos de trabajo!!
La tecnología no es la culpable.
Del tremendo desequilibrio, quiero decir. 3.500 tipos y sus vidas frente un tipo con un ordenador, por ejemplo.
Lo es nuestra forma de usarla. Claro. Con avaricia, por ejemplo.
No hay virtualidad en ello. Todo es real. Y amplificado. Una realidad de efectos amplificados por el poder de la velocidad con que la tecnología construye y destruye la realidad.
No hay virtualidad en ello. Todo es real. Y amplificado. Una realidad de efectos amplificados por el poder de la velocidad con que la tecnología construye y destruye la realidad.
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