miércoles, 8 de febrero de 2012

Síntomas de la Entropía/26: Los hijos de Otzi



Otzi es la momia de un ser humano asesinado hace más de 3. 000 años en un paso de los Alpes. Vive su muerte momificada en una cámara a  seis grados bajo cero en el Museo Arqueológico de Bolzano (Suiza). No sabíamos nada de él hasta el 19 de septiembre de 1991: perteneció hasta entonces al ingente batallón de los muertos-muertos que pueblan el planeta, desaparecidos en la muerte diríamos. Pero Otzi es un muerto reencontrado: sabemos muchas cosas de él. Sabemos (lo explica la arqueóloga que le ha devuelto a la vida, Angelika Fleckinger) que lo mató una flecha por la espalda; que llevaba arco y carcaj, taparrabos y leggins, abarcas de piel de oso y suela de paja, capa pluvial de hierbas, flechas, buril afilador, un hongo yesquero..., otro de propiedades antibióticas, un termo de abedul y hojas de arce para transportar brasas... Sabemos que tenía tatuajes terapéuticos, barba, ojos oscuros y pelo ondulado en las puntas. Sabemos que comió una hora antes de morir pan de espelta, carne de corzo y verdura. Y sabemos que era un anciano de 46 años.

Todo lo que sabemos es parte de la vida de Otzi momificada por su muerte. 

Pero de su vida no sabemos nada. Angelika Fleckinger dice que una herida que muestra en la mano indica que había mantenido una pelea en su poblado unos cinco días antes de su asesinato y tuvo que huir. Pero esto forma parte de las suposiciones-deducciones de la Historia, que son literatura.

Dice Angelika Fleckinger que muchas mujeres vivas se han ofrecido para concebir un hijo de Otzi. Fecundarían sus óvulos con el ADN de la momia.

No me resulta extraño. La arqueología y la tecnología pueden superar nuestra primitiva manera de comprender la Historia, e incluso  al parecer desandar la muerte. 

Sin embargo, pienso en esas mujeres llevando a los hijos de Otzi hasta la ventana (40 x 40 cms) de la cámara de conservación por donde se puede ver la momia, para que conozcan a su padre... http://www.iceman.it/en/node/313 (ventana)

Un padre momia del que ni la Arqueología ni la Tecnología última podrán contarles si realmente iba o venía a alguna parte cuando lo mataron o quién y por qué realmente mató a Otzi, a quién amó Otzi, si era valiente o cobarde. Para eso necesitarán de la Literatura que, por cierto, siempre supo que las momias no eran exactamente muertos.




Reconstrucción de un posible episodio vital de Otzi, exposición en el Museu Arqueològic de Catalunya




3 comentarios:

monica dijo...

Muchas mujeres suscribirían lo que dices de la momia, atribuyendo la descripción a su marido. Muchos maridos se sentirían sus sentimientos representados.Y si no fuera por la cultura, es verdad, no sabríamos qué es un padre.

Luisamiñana dijo...

Bien visto, Mónica...
Los humanos apenas cambiamos (vivos o momias); lo hacen las condiciones culturales y tecnológicas. Es así. Y atañe desde luego al "perfil padre", muy cambiante a lo largo de la historia.

monica dijo...

Es muy interesante que al hablar de los clásicos, ya sean los antiguos griegos o Cervantes, se diga que aún están vigentes es porque hablan "de nosotros". El corolario: es que el ser humano no cambia, suele obviarse. Molesta al sentido común.