viernes, 7 de septiembre de 2007

Liliana Cavani



Escena de El portero de noche


Magda Díaz y Morales ha colgado un excelente post sobre El portero de noche, película de la directora italiana Liliana Cavani. Aunque sus películas me gustan en general - entre otras, La piel, Más allá del bien y del mal, o la más reciente y última, El juego de Ripley, basado en la novela homónima de Patricia Highsmith -, para mi, El portero de noche es la mejor realización cinematográfica de Cavani, quien también ha llevado a cabo trabajos para televisión y escenografías operísticas.

El Portero de noche me parece una joya cinematográfica, desde cualquier punto de vista posible: realización, estética, guión, trabajo actoral (magníficos Dirk Bogarde y Charlotte Rampling). Es una película de alto riesgo para todo el mundo, para los que la hicieron y para los espectadores, cuyas mentes deben desprenderse de cualquier concepto al uso y atreverse a ver y preguntar fuera de cualquier límite convencional. La relación sadomasoquista de los protagonistas, de la que parecen no poder escapar, se explica por un lado como componente del contexto social y político que la película analiza: la Europa de post-guerra y todas las secuelas de los totalitarismos de la primera mitad de siglo. Pero va más allá, a la raíz del comportamiento humano. La película desciende bajo la piel y dinamita el alma de los personajes. Ocurrida la destrucción, no hay retorno posible, viene a decir. Pero, si no recuerdo mal –no la he visto desde hace muchos años- hay momentos en que Max y Lucía llegan a ser felices, a estar bien. Ellos saben lo que son y donde están.

El portero de noche no es una casualidad en el trayectoria de esta directora, siempre interesada por los personajes y situaciones complejas. Algo que puede verse bien, a pesar de la menor intensidad dramática del guión, en El juego de Ripley.

Magda Díaz cuenta muy bien el argumento de El portero de noche y hace una valoración de la película muy ajustada. En los comentarios aportados a su post se incorporan además elementos interesantes. Yo aprovecho aquí para emplazar también a mi vez públicamente a 39 Escalones a que nos cuente, cuando pueda, algo del cine de Liliana Cavani, una directora, que yo creo excelente, y que a menudo parece ignorada por la crítica y el público. Seguro que de la mano de 39 Escalones nuestra visión se enriquece algo más.

10 comentarios:

Magda Díaz Morales dijo...

Gracias querida, Luisa, que bueno que te gustó mi reseña de la película. Yo te doy las gracias a ti por esta estupenda recomendación.

(Te he dejado un comentario en tu post titulado "Cuestión de amor")

Luisamiñana dijo...

Tu reseña creo que capta muy bien el sentido de la película, Magda. Por lo menos yo estoy de acuerdo contigo. A ver si se anima 39 escalones y obtenemos más datos del cine de Cavani.
Leo tu comentario en el otro post.

Anónimo dijo...

No la he visto (mea culpa) y habré de ponerle remedio.
Ya estoy expectante: a ver lo que cuenta nuestro Escalones...

Luisamiñana dijo...

Si puedes, hazte con la película, Inma. Es dura, cierto, pero no te quedarás indiferente.
A ver, a ver si Escalones se anima...

Mil besos.

entrenomadas dijo...

Me quedo con Portero de Noche, de algunas otras salí chasmuscada.
Esta película es impresionante.
Besos,

Anónimo dijo...

Bueno, bueno, si os ponéis así, algo habrá que hacer... A mí de la Cavani es la película que más me gusta (sobre el personaje de Ripley me sigo quedando con "A pleno sol", aunque desde luego, me gusta más la visión de Liliana sobre Ripley que la de Minghella en "El talento de Mr. Ripley").
En cuanto a la relación de Max y Lucía, no creo que lleguen a ser felices, a estar bien. Aparentemente sí, pero son conceptos no aplicables a su relación, pues ésta se basa solamente en el "estar", sin futuro, sin pasado, sin mañana y sin ayer. Recuperan su relación en el campo, donde no había día siguiente asegurado: por tanto, es ese presente continuo un dejarse llevar en el que los conceptos felicidad, amor, futuro, etc. no se aplican. En el fondo, es una dependencia mutua, una falta total de libertad, una recuperación de la íntima relación (quizá la más íntima que existe) entre víctima y verdugo: el poder sobre la vida de otro y su conservación arbitraria.
Este planteamiento fundamenta muchos extraños comportamientos de judíos prisioneros de campos de concentración y de oficiales nazis en los años siguientes a la guerra: guardias que, una vez liberados los campos, se casaron con prisioneras, por ejemplo; ex-prisioneros que una vez libres no quisieron (o pudieron) abandonar un área geográfica determinada alrededor de los campos; prisioneras judías que mantenían relaciones sexuales con los jerarcas de los campos y que a cambio lograban puestos de responsabilidad en la custodia (y muerte sistemática) de judíos; y sobre todo el sentimiento de culpa por haber sobrevivido, que acució a muchísimos presos, en un continua necesidad de buscar la redención de esa culpa mediante un sufrimiento deliberado y continuo el resto de sus días, una forma de pagar a sus semejantes por no haber muerto con ellos. Es revelador que la tasa de suicidios entre los judíos liberados es mucho mayor que entre los nazis capturados o aquellos que tenían remordimientos de conciencia.
En este punto, aconsejable la lectura de "Liquidación", de Imre Kértesz: el precio que pagaron los judíos por sobrevivir, la muerte en vida y la insensibilidad frente a todo una vez pasado 1945.
En un par de semanas espero poder satisfaceros.

Besos

Anónimo dijo...

Me encanta esa pel´ciula

el comandante

Luisamiñana dijo...

Yo también me quedo, Marta, sin duda, con Portero de noche. Aunque creo que la Cavani lo que sí hace, cuando menos, es arriesgarse casi siempre, le salga mejor o peor. Y eso es de agradecer. Muaks.

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Esperaremos impacientes ese par de semanas.

Tu reflexión es, como siempre, acertada y ajustada. Amén de lúcida. Cuando yo apuntaba escuetamente el concepto de felicidad para Max y Lucía, creo que estaba pensando en algo similar a lo que tú apuntas. En realidad, lo que les permite su relación es volver a ubicarse. Lo que vivieron en el campo es de tal entidad que aplasta todo lo demás. Precisamente lo que yo entendí de la película es que ellos ya no serán jamás ellos si no recuperan ese estar más allá de los límites. No parecen saber vivir de otra manera. Lo terrible de la situación es que para sus protagonistas es peor lo que se queda fuera de ella. Incomprensiblemente para los demás, claro. Así que yo hablaba de ser felices ahí. Y seguramente quería decir con ello que son felices porque pueden "estar" de verdad, porque se reconocen mutuamente, porque lo que han vivido juntos es tan grave que sólo pueden reconocerse si tienen enfrente al otro igual.
En el campo no había tiempo. Pero seguramente dejo de haberlo igualmente después del campo. Lo que yo entendí en la película era que seguía siendo más real aquel tremendo pasado, para uno como verdugo todopoderoso, como absoluta víctima para la otra. Nunca nada podrá equipararse a eso. Por eso comentaba en el post que la destrucción no admite vuelta atrás.

Besos.


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Si te gusta la peli, no te pierdas, comandante, el post que haga 39 escalones. La película es de las esenciales.
Besos

SONIA FIDES dijo...

Sabes Super Luisa, que después de esa peli, La Rampling no volvíó a tener la mirada de antes. Su mirada se quedó congelada en aquel cuarto de baño y ahora cada vez que veo alguna peli suya percibo como ese hielo que le "impuso" la Cavani sigue sin derretirse pero derritiendo al que ve sus actuaciones. Está en todos sus fimls, en "Swimming pool" de Framçois Ozon, en "Hacia el sur" de Laurent Cantet y ahora en "Caótica Ana" de Medem.

Yo conocí a Liliana porque como no me pierdo una peli de Catherine, en "No tocar a la mujer blanca" ella era la ayudante de vestuario y es allí donde por primera vez vi su nombre expuesto al gran publico. Después llegó "Portero de noche" y "El juego de Ripley" donde admirar las dotes interpretativas del gran Malkovich. ¿Quién es capaz de olvidar su actuación en "Las amistades peligrosas" o dando la réplica a la gran Deneuve en "El convento" de Oliveira...

Un abrazo grande y feliz semana.

Luisamiñana dijo...

La mirada de la Rampling, ya tienes razón ya, Sonia. Meterse bajo la piel de ese personaje tuvo que ser un auténtico descenso a los infiernos.
Malkovich me gusta muchísimo y "Las amistades peligrosas" es una de mis películas favoritas. "Valmont" me gusta bastante menos, me parece menos sutil, menos polisémica, más plana. La novela también me gusta bastante, pero creo que en este caso, prefiero la película, me emociona más, y a ello contribuye sin duda el trabajo actoral de Malkovich, Glenn Close y Michelle Pfeiffer. "La amistades peligrosas" es una historia de la que también se extraen sustanciosas reflexiones sobre las relaciones humanas.

Feliz semana también para ti