Escultura de robot, construida con material reciclado por Gordon Benett
Tengo unos pendientes con forma de robot que me gustan mucho. Son “molones”, la verdad. Los llevo puestos hoy, porque me combinan muy bien con el color verde del jersey pre-otoñal que he tenido que encajarme esta mañana, dados los escasos 11 grados de temperatura, con un poco de aire del norte, además. Estos pendientes tienen un defecto. A uno de los robots le falta una pierna. Se le perdió. Pero a mi me siguen gustando. Hacía días que no me los ponía, porque parece que no queda bien llevar un pendiente roto. Pero he pensado que eso es una tontería. Y más tratándose de un robot cojo. O qué. No seré yo quien discrimine al pendiente.
7 comentarios:
¿Un pendiente cojo?..bueno, un cambio de estado como otro cualquiera.
¡A lucirlo!
y, más, con lo simpáticos que se les ve...
Eres genial, Luisa: nunca se me habría pasado a mí por la cabeza combinar un jersey verde con unos pendientes de robot. ¡Qué chulos!
me llega al alma...
Jajajaja, que fuerte...
Dí que sí.
Ya sé que te llega a lo más ahondado, Fernando...
Ya veis, es que me los he quedado mirando esta mañana y, que diantre, con lo monos que son y lo bien que me pegan con el jersey... total por una pierna. Como todo en la vidad, como todo. Así que, palante.
Me encantan esos pendientes.
Qué importa una pierna más o menos.
A ponértelos inmediatamente.
Un beso
Son unos pendientes especiales, Ybris, sí. Y ya lo creo que me los voy a poner, por supuesto. Besotes más.
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