Hace un tiempo dije que habría un post sobre la problemática de la inexistencia de juguetes adecuados para niños con discapacidad. Y hace unos días LaMima, certera como siempre, se encargó de recordármelo al hilo de un post que por su parte contaba la transformación casera que ha sido preciso practicar al triciclo de Ainhoa, para que ella lo pueda conducir sin ayuda, o sin mucha ayuda por lo menos al principio. El tema da mucho de sí. Vamos a empezar por centrar algunos datos y aspectos generales. Más adelante, para no cansar, me gustaría ir contando algunos casos concretos.
Cualquier psicólogo, por no decir cualquier persona, sabe que el juego es una actividad esencial para el niño – y también para el adulto, qué caramba. Sin embargo, esto no parece concernir a los niños con discapacidad. A tenor de las dificultades para conseguir juguetes aptos para ellos, se diría que son individuos que no necesitan jugar. Cuando, en fin, más bien podemos decir que es todo lo contrario: más aún que para los niños con problemas el juego es, si cabe, más aún esencial a la hora de estimular sus capacidades.
Las mayores dificultades en el uso de los juguetes que actualmente encontramos en el mercado se presentan para los niños con discapacidad motora o visual. Los niños sordos pueden usar más número de tipos de juguetes – aproximadamente un 70% de los existentes-, aunque igualmente se tropiezan con bastantes inconvenientes. También es muy complicado hallar juguetes para los niños con discapacidad intelectual. Como hay casos en que algunas de estas discapacidades se sobreponen, puede deducirse que hay niños que tienen verdaderamente difícil disponer de juguetes, que no sean los específicamente construidos para ellos, muchas veces por la propia familia con o sin la ayuda de los educadores, y que suelen ser más limitados y menos atractivos que los comunes del mercado.
En el caso de los niños con diversidad funcional motora, solamente son adecuados para ellos –es decir pueden ser usados sin ningún tipo de adaptación o ayuda- un 18% de los juguetes. Si se adaptan –mediante pulsadores por ejemplo- o un adulto hace de intermediario y traductor, el porcentaje de juguetes de que pueden disponer estos niños llegaría hasta un 60%. Pero evidentemente se limita su autonomía.
Para las discapacidades visuales serían adecuados sólo un 27% por ciento de los juguetes hoy en el mercado; este porcentaje, en el caso de los considerados como accesibles –es decir utilizables con ayuda- ascendería hasta un 46%.
Finalmente, cabe resaltar que sólo un 5% de los juguetes responde al criterio de “diseño para todos”. Es decir únicamente ese porcentaje puede ser usado por niños que presenten discapacidad auditiva, visual y motora, sin que necesiten adaptación o ayuda de terceros.
La carencia aumenta conforme aumenta la edad de los niños. Porque en el caso de los bebés, las diferencias entre niños con discapacidad o sin discapacidad no aparecen tan acentuadas y los juguetes suelen responder a un mismo tipo de necesidades de estimulación. Pero cuando va pasando el tiempo, empiezan los problemas. Porque los juguetes fácilmente accionables para los niños con diversidad funcional empiezan a no responder a sus expectativas de juego, de estimulación intelectual. Y los juguetes más complicados resultan muy difíciles de manejar: presentan mandos muy pequeños, tamaños o distancias entre elementos inadecuados, efectos sonoros que no pueden oír los niños sordos, o, al contrario, efectos visuales no perceptibles por los niños con problemas de visión, complicados diseños que dificultan la manejabilidad del juguete en cualquier tipo de discapacidad, etc.
Por otro lado, y refiriéndonos a las adaptaciones necesarias para la manipulación del objeto en el caso de discapacidad motora, éstas suelen ser mediante pulsadores e interruptores que limitan mucho la actividad del juguete y pueden resultar prontamente aburridos para el niño.
De cualquier forma, estas adaptaciones siempre se realizan tras la compra del juguete e implican un trabajo y un gasto suplementarios. O si se compran preparados se encarece notablemente su precio de todas formas.
Es lo mismo que ocurre con los programas informáticos especialmente preparados para que los niños con discapacidad puedan manejar juegos y programas de ordenador. Por ejemplo un programa de barrido automático, que en estos momentos estamos preparando para instalarle a Daniel en el ordenador de casa, puede costar más de 600 euros.
Sí que es cierto que desde hace muy poco algunas empresas jugueteras están planteando la fabricación de algunos tipos de juguetes ya adecuados para niños con discapacidad. Hace no mucho tiempo pudo leerse en la prensa que algunas empresas, como Famosa, han firmado convenios con la administración para desarrollar juguetes que respondan al criterio de “diseño para todos” definido en el informe “Juego, juguetes y discapacidad”, del que he extraído los datos cuantificables aquí consignados.
Este informe elaborado y subvencionado por diversas administraciones e instituciones presenta una serie de consejos generales para la selección, diseño y adaptación de juguetes para menores con discapacidad. En concreto, apunta que deben ser versátiles, es decir, que permitan varias formas de interacción o que posibiliten cambiar sus reglas para facilitar la adaptación del juguete a cada caso de discapacidad, ayudando con ello a reducir la diferenciación entre niños con discapacidad y niños sin discapacidad, ya que todos utilizarían los mismos juegos en las mismas condiciones. Además, -indica el informe- es necesario que éstos juguetes sean adecuados a su edad, aunque estén en una etapa anterior.
Parece ser que Famosa, en colaboración con el Instituto Tecnológico del Juguete, está ya desarrollando modelos de coches, quads y motos para niños con discapacidad. Es un primer paso. Ahora queda por ver cuál va a ser el precio de esos juguetes y esperar que la adecuación se extienda a otros muchos tipos.
* El documento “Juego, juguetes y discapacidad. La importancia del diseño universal” está disponible en versión pdf en la web del CEAPAT (Centro Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas). Le había echado un vistazo, pero LaMima me dio un toquecito respecto a él y ciertamente es muy recomendable.
Cualquier psicólogo, por no decir cualquier persona, sabe que el juego es una actividad esencial para el niño – y también para el adulto, qué caramba. Sin embargo, esto no parece concernir a los niños con discapacidad. A tenor de las dificultades para conseguir juguetes aptos para ellos, se diría que son individuos que no necesitan jugar. Cuando, en fin, más bien podemos decir que es todo lo contrario: más aún que para los niños con problemas el juego es, si cabe, más aún esencial a la hora de estimular sus capacidades.
Las mayores dificultades en el uso de los juguetes que actualmente encontramos en el mercado se presentan para los niños con discapacidad motora o visual. Los niños sordos pueden usar más número de tipos de juguetes – aproximadamente un 70% de los existentes-, aunque igualmente se tropiezan con bastantes inconvenientes. También es muy complicado hallar juguetes para los niños con discapacidad intelectual. Como hay casos en que algunas de estas discapacidades se sobreponen, puede deducirse que hay niños que tienen verdaderamente difícil disponer de juguetes, que no sean los específicamente construidos para ellos, muchas veces por la propia familia con o sin la ayuda de los educadores, y que suelen ser más limitados y menos atractivos que los comunes del mercado.
En el caso de los niños con diversidad funcional motora, solamente son adecuados para ellos –es decir pueden ser usados sin ningún tipo de adaptación o ayuda- un 18% de los juguetes. Si se adaptan –mediante pulsadores por ejemplo- o un adulto hace de intermediario y traductor, el porcentaje de juguetes de que pueden disponer estos niños llegaría hasta un 60%. Pero evidentemente se limita su autonomía.
Para las discapacidades visuales serían adecuados sólo un 27% por ciento de los juguetes hoy en el mercado; este porcentaje, en el caso de los considerados como accesibles –es decir utilizables con ayuda- ascendería hasta un 46%.
Finalmente, cabe resaltar que sólo un 5% de los juguetes responde al criterio de “diseño para todos”. Es decir únicamente ese porcentaje puede ser usado por niños que presenten discapacidad auditiva, visual y motora, sin que necesiten adaptación o ayuda de terceros.
La carencia aumenta conforme aumenta la edad de los niños. Porque en el caso de los bebés, las diferencias entre niños con discapacidad o sin discapacidad no aparecen tan acentuadas y los juguetes suelen responder a un mismo tipo de necesidades de estimulación. Pero cuando va pasando el tiempo, empiezan los problemas. Porque los juguetes fácilmente accionables para los niños con diversidad funcional empiezan a no responder a sus expectativas de juego, de estimulación intelectual. Y los juguetes más complicados resultan muy difíciles de manejar: presentan mandos muy pequeños, tamaños o distancias entre elementos inadecuados, efectos sonoros que no pueden oír los niños sordos, o, al contrario, efectos visuales no perceptibles por los niños con problemas de visión, complicados diseños que dificultan la manejabilidad del juguete en cualquier tipo de discapacidad, etc.
Por otro lado, y refiriéndonos a las adaptaciones necesarias para la manipulación del objeto en el caso de discapacidad motora, éstas suelen ser mediante pulsadores e interruptores que limitan mucho la actividad del juguete y pueden resultar prontamente aburridos para el niño.
De cualquier forma, estas adaptaciones siempre se realizan tras la compra del juguete e implican un trabajo y un gasto suplementarios. O si se compran preparados se encarece notablemente su precio de todas formas.
Es lo mismo que ocurre con los programas informáticos especialmente preparados para que los niños con discapacidad puedan manejar juegos y programas de ordenador. Por ejemplo un programa de barrido automático, que en estos momentos estamos preparando para instalarle a Daniel en el ordenador de casa, puede costar más de 600 euros.
Sí que es cierto que desde hace muy poco algunas empresas jugueteras están planteando la fabricación de algunos tipos de juguetes ya adecuados para niños con discapacidad. Hace no mucho tiempo pudo leerse en la prensa que algunas empresas, como Famosa, han firmado convenios con la administración para desarrollar juguetes que respondan al criterio de “diseño para todos” definido en el informe “Juego, juguetes y discapacidad”, del que he extraído los datos cuantificables aquí consignados.
Este informe elaborado y subvencionado por diversas administraciones e instituciones presenta una serie de consejos generales para la selección, diseño y adaptación de juguetes para menores con discapacidad. En concreto, apunta que deben ser versátiles, es decir, que permitan varias formas de interacción o que posibiliten cambiar sus reglas para facilitar la adaptación del juguete a cada caso de discapacidad, ayudando con ello a reducir la diferenciación entre niños con discapacidad y niños sin discapacidad, ya que todos utilizarían los mismos juegos en las mismas condiciones. Además, -indica el informe- es necesario que éstos juguetes sean adecuados a su edad, aunque estén en una etapa anterior.
Parece ser que Famosa, en colaboración con el Instituto Tecnológico del Juguete, está ya desarrollando modelos de coches, quads y motos para niños con discapacidad. Es un primer paso. Ahora queda por ver cuál va a ser el precio de esos juguetes y esperar que la adecuación se extienda a otros muchos tipos.
* El documento “Juego, juguetes y discapacidad. La importancia del diseño universal” está disponible en versión pdf en la web del CEAPAT (Centro Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas). Le había echado un vistazo, pero LaMima me dio un toquecito respecto a él y ciertamente es muy recomendable.
4 comentarios:
Jeje, sabía que.... tienes mucho que contarnos sobre este tema, claro que sí.
De momento es importante que la gente conozca las conclusiones de ese informe. Que nadie se quede en la anécdota de pensar que es muy complicado y costoso adaptar porque no es cierto: seguro que trabajando en el tema se consiguen cosas que merecen la pena, y si se diseña PARA TODOS el coste se compensa.
Creo que la principal conclusión de ese trabajo es que es posible diseñar de forma versátil para ampliar el alcance de cada juguete. Y que es muy importante hacerlo. Tú lo apuntas bien: reducir esa diferencia entre un niño y otro. Reducir la distancia.
Fíjate ya en el título del documento "La importancia del diseño universal"..creo que es significativo.
Es tan importante jugar, se aprende tanto jugando.......
Besos Luisi.
Las casas de juguetes ven el problema seguramente. El asunto es hacerlos a precio competitivo.
No sé por qué no se habrían de subvencionar para que estuvieran al alcance de todos los discapacitados.
Besos
Lo importante es que ya se va a hacer algo al respecto y que esto va a ser el principio de "vamos a hacer las cosas bien y pensando en todos". Ojalá que más casas de juguetes comprendan que es su obligación unirse al diseño universal.
Besos.
Mima, sin duda tú también podrás contarnos mucho. A ver si entre todos, poco a poco, se va consiguiendo que una cierta normalización llegue a este ámbito también.
Los tres dais en el clavo con la necesidad de extender "el diseño universal", el diseño para todos. Es un concepto que sirve para éste y otros muchos terrenos.
Besos puenteros de San Valero en Zaragoza.
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