Vengo a buscarte, hombre-río al que yo amo aunque
no sean seda
ni azules tus cabellos, porque me pierdo
y me pierdo
en el tráfico estéril y en el humo, en los
bordillos
por donde el agua sucia se detiene, en las
alcantarillas.
Vengo tan asolada que llego a la tormenta
antes que a ti.
Me procuro un rincón, como un perrillo, -digo:
mi manta, por favor-,
esperaré a que el día termine de ser una
parábola, un nuevo desatino.
Me bebo mientras tanto el agua de las plantas
para sobrevivir.
A veces yo querría un rincón donde aullar, por
qué no,
y también una taza tibia de café y un masaje
en los pulsos,
porque todos los días me duelen la cabeza y
las crucifixiones
que adornan las farolas.
Yo querría una esquina sin ruinas y sin arqueología,
con la memoria
justa para reconocer dónde dará la sombra en
mitad
de este páramo en el que aterrizan sin pausa
los aviones
cubriendo la ciudad como una plaga, sobre todo
de noche.
Me gustan los aviones, pero tienen motores que
consumen cantidades
infinitas de tiempo cuando vuelan.
El amor sin embargo necesita el transcurso y
las intersecciones,
hablar con lentitud, dormir lo suficiente.
Vengo tan de alabastro como una antigua hoja
de papel de fumar,
deletreando lo más fácil, lo más breve, lo que
salta a las manos
como una devoción, un olor o una orilla.
Vengo a buscarte tal
como fui
antes de que la
era del misil ocupara la calle y los sillones
de la casa y
estallara de noche dentro del frigorífico.
(Pertenece a Las esquinas de la Luna, Eclipsados, 2009) --->
El sol, 1910-1913, The Munch Museum |
Hace días y días que me duele la cabeza (sin metáforas): hace un rato, al coger la píldora aliviadora -espero- me he auto-sorprendido en voz alta: "porque todos los días me duelen la cabeza y las crucifixiones que adornan las farolas". Por eso el post. Por eso y porque desde hace días vivo excesivamente en primer plano algunas circunstancias que no dejan sitio a casi nada más. Hay que romper el maleficio. Romper. Romper algo.
3 comentarios:
Llevo dos semanas intentando escribirte... nunca encuentro el momento. Lo volveré a intentar... igual hoy lo consigo. Un beso, guapa.
Un rincón donde aullar...si...
Cuidate queridica mía.
Ustedes también, mis chicas, cuidense, que está todo muy achuchado. Besos
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