- ¿Qué quieres, Daniel?
- Ba-lon-(c) es-to
Ayer me contaba Jorge esta conversación, puntualizando muy certeramente cómo Daniel se dirigía a él llamándole por su nombre para pedirle que le pusiera baloncesto en la tele. Jorge, me decía mi hermano: no papi, ni papá, Jorge-
- De colegas, le decía yo.
Eso, de chico a chico. Caramba. Crecemos. Tema. Este. Para otro día.
Cambiando un poco, digo, con esto de las palabras y sobre cómo Daniel va diciendo cada vez más. Fijaos bien que no digo "va incorporando a su vocabulario". Porque el vocabulario de Daniel se ha ido configurando hace mucho tiempo. El vocabulario va por dentro. En su pensamiento y reflexión. Y existe. Y su gramática. Otra cosa es que no pueda expresarse oralmente con agilidad, que tenga que recurrir a otras fórmulas, como las gestuales; como cuando le pones un vídeo en el ordenador, o un cuento, o algo de música y no le gusta: se echa para atrás, aparta la cara... Bueno, todos lo hacemos, a veces. Pero él piensa: no me mola nada, tía. Y lo piensa así. Fijo.
Cambiando un poco, digo, con esto de las palabras y sobre cómo Daniel va diciendo cada vez más. Fijaos bien que no digo "va incorporando a su vocabulario". Porque el vocabulario de Daniel se ha ido configurando hace mucho tiempo. El vocabulario va por dentro. En su pensamiento y reflexión. Y existe. Y su gramática. Otra cosa es que no pueda expresarse oralmente con agilidad, que tenga que recurrir a otras fórmulas, como las gestuales; como cuando le pones un vídeo en el ordenador, o un cuento, o algo de música y no le gusta: se echa para atrás, aparta la cara... Bueno, todos lo hacemos, a veces. Pero él piensa: no me mola nada, tía. Y lo piensa así. Fijo.
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